jueves, 16 de noviembre de 2017

BOICOT


Los hechos acaecidos en Cataluña en los últimos tiempos, al menos, han tenido una consecuencia positiva. Los españoles se han sacudido decenios de generosidad y aguante, al dar por buenas las razones que nuestros políticos y líderes sociales nos sugerían para quitar importancia a lo que eran constantes agresiones a nuestra identidad.
Parece que los españoles hemos dicho basta. Que nos gusta nuestra bandera, nuestro país, nuestra gente. Que somos tan buenos y tan inteligentes como el que más. Y que una cosa es ser generoso y otra tener la obligación de serlo, para que los que comen del presupuesto, que todos pagamos, lo sigan haciendo.
Una de las acciones más sonadas de estos últimos días, es el mal llamado boicot a los productos catalanes. Los adalides de lo políticamente correcto, que también dependen del presupuesto, se han puesto en marcha. Ellos tan güais como siempre se apresuran a decirnos lo malos que somos.
Una vez más se nos intenta manipular, como ocurrió días atrás en el programa de Carlos Herrera en la 1. Ningún contertulio, ni siquiera Carlos Herrera fueron capaces de manifestar lo que es evidente: en España no hay boicot a los productos catalanes.
Entiendo por boicot una acción coordinada y decidida en contra de una persona o de una entidad, para perjudicarla. Yo no veo cosa similar por ningún sitio. Yo no veo pegatinas con esteladas en los productos catalanes de mi supermercado, no veo pintadas en las entradas de  los mismos animándome a hacer tal o cual cosa, no veo que los productos catalanes se tiren de los lineales, no veo que a nadie se le recrimine por comprar un producto catalán, no veo absolutamente nada en ese sentido. Los productos catalanes están en las estanterías como otros cualesquiera, ¿Dónde está el boicot?
Lo que sí ha ocurrido es que han cambiado los criterios de compra de muchos españoles. Criterios de compra que se configuran como la resultante de múltiples elementos: publicidad, aspecto físico, calidad, y sobre todo sentimientos. Y claro está, es que los sentimientos de los españoles con respecto a los productos catalanes han cambiado. Han cambiado y no precisamente porque nosotros tuviéramos algún interés en ello, sino, por los acontecimientos vividos en Cataluña, de los que solo son responsables los independentistas.
Volviendo al programa de la 1, yo la preguntaría a la Gémio, que allí estaba sentada, si ella volvería a pisar un restaurante donde se pita el himno nacional y se le llama ladrona, entre otras lindezas. Y si no volviera a pisarle: ¿le estaría boicoteando? Yo creo que no, estaría reaccionando de forma lógica a una flagrante agresión.
Pues eso que no nos quieran comer el “coco” los españoles no boicoteamos nada, hemos cambiado nuestros criterios de compra ¿Cuántos insultos, vejaciones, desprecios, discriminaciones, puede soportar un pueblo antes de reaccionar y obrar en consecuencia? Si quieren “mansos” que se vayan a un cuartel de los Mossos.




lunes, 6 de noviembre de 2017

DE ESPALDAS A SU PUEBLO



 DE ESPALDAS A SU PUEBLO

Si hubiera que buscar un elemento común a los partidos políticos en la actualidad, sería su permanente actitud de situarse de espaldas a su pueblo. Yo diría más, a su pueblo a sus electores, inclusos a sus militantes.
La situación en Cataluña está sacando a la luz hasta qué punto esto es cierto. El pueblo español está huérfano de dirigentes, solo tenemos unos burócratas más que acomodados,  empoltronados, suficientes de sí mismos, que se creen con el derecho de pensar por nosotros, porque suponen que no llegamos a la altura de su sapiencia.
Que todo  lo ocurrido se salde con que Rajoy convoque las elecciones que no se atrevió a convocar Puigdemon el día de antes, es una broma siniestra que deja a los ciudadanos españoles, y sobre todo a los que viven en Cataluña con el culo al aire, huérfanos de la protección que un estado serio y digno debería proporcionarles.
Todos contentos, Iceta ya hasta va a la manifestación de los constitucionalistas porque ha sido capaz de sacar de Rajoy lo que no consiguió de Puigdemon. Rivera tan contento porque Arimadas seguirá siendo lideresa de la oposición, pero eso sí, con algún diputado más. Y Rajoy encantado de haber hecho lo que querían unos y otros, pero que es muy diferente de lo que dijo los días anteriores, cuando solicitó la aplicación del 155 al Senado.
Una vez más el pasteleo, que algunos llaman política, pero que deja de serlo para configurarse como auténtico pasteleo cuando se hace de espaldas al pueblo. Cuando se hace de espaldas al pueblo para llevarle del ramal a una reforma constitucional que deje a Cataluña a las puertas de la que entonces ya será  inevitable: la independencia.
Y dónde quedamos los españoles, insisto, y sobre todo los de Cataluña. ¿Cómo se van a convocar unas elecciones en un territorio viciado de autoritarismo y manipulación separatista? ¿Cómo se van a convocar unas elecciones cuyo leitmotiv será la independencia, con cientos de organizaciones subvencionadas por la Generalidad a su favor? ¿Cómo se pueden convocar unas elecciones en una región enferma de odio, sectarismo y rencor?
España entera clama en contra de que en Cataluña se haga algo, antes de someterla a una cura democrática que termine con el neonazismo imperante. Antes de que los resortes del poder vuelvan a su condición de democráticos. Policía, televisiones, instituciones de control, todos los elementos que configuran un estado en democracia, están viciados de sectarismo y falta de respeto a las normas. Cómo se pueden convocar elecciones en esas condiciones, si no es por el interés cortoplacista de los mequetrefes que nos gobiernan.
¿Por qué los políticos, tan democráticos ellos, no nos preguntan a los españoles que pensamos del Estado de las Autonomías? Que pensamos de una organización territorial cada vez menos solidaria, y cada vez con más gerifaltes, porque eso son, que alimentar.