jueves, 24 de agosto de 2017

VELAS Y OSITOS DE PELUCHE





   Hace unos días tomé un taxi en una calle de Madrid donde se estaba construyendo un centro comercial. Hablando de la obra con el taxista, ese me comentó: “esto se carga el comercio de barrio, lo que tenia que hacer el gobierno es regular el comercio en estos centros para evitar el colapso del comercio de siempre”. Como siempre el Gobierno tiene la culpa. Yo le comenté: y para que necesitamos el Gobierno. ¿A caso no somos nosotros los que tenemos la libertad de ir a comprar donde queramos, quien nos impide comprar en el comercio del barrio?. Los que realmente arruinamos al comercio de barrio somos nosotros, no echemos la culpa nadie. Tengo que reconocer que el hombre terminó dándome la razón.
   Bueno pues esa es la tónica de nuestra sociedad, que el gobierno me resuelva los problemas. Yo no soy responsable.
   El problema es que esta forma de pensar es un chollo para los grandes poderes que ofreciéndonos seguridad, lo que realmente están haciendo es llevarnos del ramal por donde ellos quieren. Un totalitarismo sutil que rememora los poemas de San Juan de la Cruz: !Oh cautiverio suave! !Oh regalada llaga!…..!Matando, muerte en vida has trocado!.
  Nos hacen ver que nosotros no tenemos que preocuparnos de nada, ellos se encargan de todo, eso si el pago puede ser una delicada llaga, un cautiverio suave, o la muerte que en este caso se tornará en vida. Vamos que nos martirizan, nos encierran entre los espesos barrotes de sus intereses, pero si te pasa algo, la muerte la tornamos en vida, en el más allá o valla Vd. a saber donde.
   El gran problema de los elementos que componen la sociedad actual es que han renunciado a sus responsabilidades como individuos, a la lucha por sus derechos individuales, incluso a su personalidad, para cedérselos a no se sabe que entes que serán los culpables de cualquier contingencia, aunque no los responsables, porque en ese terreno manda “don nadie”, ya he escrito sobre este particular. Pero que más da lo importante es que el responsable no soy yo.
  Los recientes atentados en Barcelona nos demuestran hasta que punto esto es cierto. La casa de Alcanar, estaba habitada por una célula islamista donde se trasegaron cientos de bombonas de butano y otros productos explosivos. Furgonetas yendo y viniendo a altas horas de la noche, pero nadie sospechó nada. Claro, esto no es cosa mía, para eso está el gobierno, y si son moros, con mayor motivo no sea que me llamen xenofobo, ultra o cosas peores.
   Los Mossos después de ver el desaguisado, en la misma linea de supremacía moral, no se enteran de lo que allí se está cociendo, incluso rechaza la ayuda de los TEDAX, un cuerpo de amplia experiencia anti-terrorista,que de un vistazo hubieran determinado que allí se estaba preparando un atentado, pero claro, a ver si estos van a saber mas que nosotros: este “corralito” es nuestro, . Cuando la jueza abunda en el hecho terrorista: no sea exagerada... que quiere que se lo lleven a la Audiencia Nacional. Mientras, el herido en el hospital y nadie le interroga. !vade retro Madrid! . Concepto que impregna la sociedad catalana desde hace decenios.
   Pero no importa, ya sabemos que el mejor amigo del hombre es el “chivo expiatorio”, hacer ver a la sociedad que lo que ha pasado es inevitable o será culpa la CIA, Madrid, o el Vaticano, cualquiera menos los verdaderos responsables, que son todos y cada uno de los ciudadanos que han renunciado a ejercer la responsabilidad que le corresponde como hombres libres, que ha renunciado a la defensa de sus principios, o de sus opiniones, acoquinados por la tiranía de lo políticamente correcto. Nada de maceteros que coartan la libertad. !Okupas al poder!
   El terrorista conductor de la furgoneta de las Ramblas, se localizó gracias a la llamada “colaboración ciudadana”, retórica que no falte. No, la localización se desvío a que, creo que fue una señora, llamó a los Mossos, porque estaba en clave de luchar por su seguridad. Si los vecinos de Alcanar hubieran estado en esa clave, se podría haber evitado la tragedia, que al parecer ha sido mucho menos de lo previsto. Mi padre Guardia Civil de profesión lo decía:”la confidencia es el alma del servicio”. Pues claro, que la policía no hace milagros, cuando la sociedad se compromete contra los delincuentes, éstos duran un rato. Y si duran más es porque no nos estemos comprometiendo.
   No nos engañemos lo que tenemos es producto de la sociedad que nos hemos dado y cada vez que ocurre una desgracia de estas características, lo que debemos hacer no es buscar responsables en los alrededores, sino empezar preguntándonos, cual es mi parte de culpa. Porque a pesar de los versos de San Juan de la Cruz, la muerte no se torna en vida, por muchas velas y ositos de peluche que pongamos.