martes, 13 de noviembre de 2012

VAMOS A CONTAR MENTIRAS

En el PP de Castilla la Mancha empieza a haber “andancio”: en un partido en el que el proyecto político es consecuencia de la suma de variados proyectos personales de poder y/o de supervivencia, no se puede esperar otra cosa. Estamos llegando al ecuador de la legislatura. Hay que hacerse hueco y la cosa no conviene dejarla para demasiado tarde. Viene esta reflexión a cuento de un comentario que, días atrás, me hizo una persona, que decía estar bien informada. Me comentó que “en la próxima crisis de gobierno se cargaban a Leandro Esteban; incluso, posiblemente la crisis se hiciera sólo con ese objetivo”. No di importancia al comentario, contestándole que eso sería un macutazo de los muchos que aparecen periódicamente. Además “Leandro - le dije-, es uno de los pocos baluartes del gobierno, pues acumula una experiencia política que otros no tienen, con una habilidad dialéctica escasa en la mayoría de los miembros del gobierno”. Mi interlocutor insistía: “la cuestión no es si Leandro es más o menos competente, sino los celos del tándem Vicente Tirado y Jesús Labrador, que no ven con buenos ojos su protagonismo”. 
La cosa quedó así, pero para mí fue motivo de reflexión; la cuestión no es si era o no cierto el comentario, sino el hecho de que estuviera en la calle. En la formación del Gobierno, después de las elecciones autonómicas, María Dolores coloca al Secretario General Vicente Tirado en la presidencia de las Cortes, un puesto cómodo, poco comprometido, pero muy bien pagado. Y a su amigo Jesús Labrador, en el puesto políticamente más importante, pero a su vez el más comprometido: Consejero de Presidencia y AA.PP. El paso del tiempo deja a las claras la incapacidad de Jesús Labrador para hacer frente a las dificultades del puesto, cosa que no sorprendió a nadie, pues su trayectoria política venía definida por su amistad con el Secretario General y su estancia, de ocho o diez años, en la Comisión de Control de la arruinada, intervenida y luego extinta CCM. Pero María Dolores ve, en las listas de las Elecciones Generales, la oportunidad de dar una salida airosa a Jesús Labrador y, de paso, cerrarle el paso en esas listas a Arturo García Tizón, que necesitaba estar en el Congreso, para no perder la posibilidad largamente ansiada de ser ministro, sueño, por otra parte, compartido, quizás con menos premura, por María Dolores, que ve en Arturo un obstáculo para esa aspiración.
 Pero María Dolores no puede enfrentarse a Arturo, a quien tanto debe y con más ascendiente en la provincia de Toledo que Jesús Labrador. Por otra parte éste es el Secretario Provincial y no puede enfrentarse a su presidente. La salida es dejar a Jesús Labrador en la Delegación del Gobierno. Al cuidado de la Guardia Civil y la Policía, no tendrá problemas.
 Esto deja la situación de la siguiente manera: Arturo firmemente asentado en la Diputación, con la vista puesta en Madrid. Leandro de apoderado del Gobierno Regional y de su presupuesto. Y los dos “factótum”, en sus respectivas jaulas de oro, pero con escaso protagonismo y a expensas más que nunca de la voluntad de María Dolores, que tiene la mente en otras cosas, pero de lo que no se pueden quejar, porque, gracias a eso, ellos llegaron tan alto. 
Pero la posible marcha de Arturo ha desatado en la Diputación otro conflicto: una reforma en la organización de los órganos de gobierno, ha sido paralizada por un grupo de diputados liderados por Emilio Bravo, y los alcaldes de Gálvez, Torrijos y Dosbarrios, todos muy de la cuerda de Vicente Tirado. La razón era que, en esa reorganización, se daba más protagonismo al Portavoz (Jaime Ramos), que al Presidente del Grupo (Emilio Bravo), cosa lógica, por otra parte. Pero esa importancia era fundamental de cara a una posible sucesión. De ahí la oposición de éstos. 
Y no es la primera cosa que le paran a Arturo. Determinadas reformas, que, en su día, se anunciaron a bombo y platillo, y muy necesarias para el buen funcionamiento de esa casa, han sido frenadas, bien por la incompetencia de algunos, bien por el interés de otros, y hoy duermen en el “dique seco”. Lustros de nepotismo de políticos y altos funcionarios, no se pueden eliminar de un plumazo. Son demasiados intereses de demasiada gente y de demasiado cerca. Allí siguen, con sueldos de infarto, los altos cargos de la casa, muchos socialistas, mantenidos incomprensiblemente por los diputados del PP a los que parecen tener bien agarrados. Esa es la razón de ser de las diputaciones, y la dificultad de su desaparición, mantener el “cortijo” de cuatro amiguetes. 
Como no podía ser de otra manera, Talavera no podía estar ajena a ese baile de intereses: a Gonzalo Lago, le pasa un poco como a Rajoy, que no da motivo a grandes polémicas. Hace su trabajo, mejor o peor, pero no se mete en líos. Esa actitud está sacando de quicio a la izquierda, que no ve la manera de por dónde hincarle el diente. Lo que les obliga a hacer más tonterías de las previstas. 
Pero para la derecha de dentro del partido y alrededores, dos años son mucho esperar, antes de lanzarse al destronamiento de su alcalde. Primero fue el empleo de su señora, producto de un pésimo asesoramiento al respecto pero ¿cuántas señoras han colocado los socialistas sin tanto escándalo? Cierto es que no lo hizo bien y Gonzalo tenía alrededor personas con experiencia y conocimientos para saber cómo hacerlo, otra cosa sería que no se dejase aconsejar, o lo hiciese de quien no debiera. Lo que sí es cierto es que el tema se saca a la luz pública y se publicita, incluso con cándidas intenciones, por elementos y aparato del propio PP.
 Luego esos mismos amigos quisieron meterle en la despeatonalización de la calle Trinidad. ¿Cabía mayor barbaridad que despeatonalizar una calle en el centro histórico de la ciudad? En esta trampa no cayó, pero algunos de los “suyos” le llamaron dictador. 
Ahora algún ideólogo, desde tribunas oficiosas, le anima a la sublevación contra todo, incluso contra su propio partido ¡¡Talavera lo exige!! 
 En Talavera se ha abierto la veda; con Florentino Carriches no esperaron tanto, aquí también hay quien necesita hueco. 
Este panorama lo que realmente denota es la falta de estructura. Un partido entregado a los intereses de una casta que sólo lucha por su permanencia. Quien conoció aquella maquinaria, que Bono puso en marcha desde el Palacio de Fuensalida para perpetuarse en el poder, no tiene por menos que lamentar la falta de “empresa”. Allí, a diario, Cristobal Rozalen dirigía un ejército en febril actividad orientado a la captación de votos. A diario se recibían visitas de personas o grupos, que aunque fuese brevemente recibía el presidente. Desde allí se dirigía toda la acción política, todas las campañas de propaganda, en definitiva había una organización pensando en cómo ganar las próximas elecciones, en el convencimiento que los votos se consiguen de uno en uno y con mucho trabajo. Al día de hoy, en Fuensalida sólo hay un grupo de señores que vinieron de Madrid de mano de la presidenta, enfrentados con lo que allí tiene el Consejero de Presidencia, a los que tratan de catetos. No hay proyecto de partido, no hay maquinaria, sólo francotiradores. Es cierto que enfrente no tenemos a nadie y cada vez menos. Pero, a poco que se recuperen, sólo tendrán enfrente a un grupo de personajes sin dirección, preocupados sólo por lo suyo. Tenemos un inmenso arsenal: muchas balas y muchos fusiles, pero de distinto calibre. ¡Hombre, siempre se los podremos tirar a la cabeza!