domingo, 17 de febrero de 2013

MAFIA


A finales de los años sesenta vivía en Segovia. Allí estaba yo preparando mi partida a Madrid para continuar con mis estudios en la Complutense, cuando se me acercó mi padre con un librillo entre sus manos. Era un libro pequeño, casi un folleto. Editado en rústica y de aspecto ajado y vulgar. Mi padre me le alargó y con solemnidad  me dijo: “léelo y cuando termines me le devuelves”. Era un libro editado por el servicio de publicaciones de la Guardia Civil, mi padre era capitán del Benemérito Cuerpo. El título no dejaba lugar a dudas: “Manual del Guerrillero Urbano”. Cuando terminé de leerlo y se lo devolví, solo me dijo tres palabras: “obra en consecuencia”. Nunca le agradeceré lo suficiente a mi padre ese gesto de generosidad, que me advirtió, con tiempo, de lo que después, a lo largo de los años, pude comprobar hasta la saciedad; las artimañas de la izquierda para manipular a los suyos y  acosar a sus adversarios.
Entre las munchas enseñanzas el libro dedicaba un apartado al control y manipulación de asambleas de trabajadores. Allí estaba recogida la manera de situarse de los activistas: en la parte trasera y en los laterales de tal manera que cuando se manifestaran con gritos y consignas, para apoyar o rechazar a los intervinientes, no fueran reconocidos por el grueso de trabajadores. De esa manera se controlaba o, en su caso, agitaba la reunión a su capricho e interés.
Hace unos días vi en las noticias de  televisión la votación de una asamblea de trabajadores de la limpieza de Sevilla. En aquella votación se echaba por tierra un preacuerdo del comité de empresa con la compañía adjudicataria del servicio. Aunque la toma fue muy cota recogía el instante de la votación, la avalancha de brazos en alto venía de atrás hacia adelante: de manual. Por supuesto la votación brazo en alto, que es  antítesis de cualquier criterio democrático.
Comentándole este hecho a un militar en la reserva, con experiencia en destinos de la OTAN, y la circunstancia que se daba en ese servicio de limpieza en la que los puestos se heredan de padres a hijos, este me dijo: eso también pasa en el servicio de limpieza de Nápoles… y eso lo controla la Mafia.
Aquello me dio que pensar y yo me pregunto si en este país no existe un grupo de personas, que sin una organización estructurada, sí son fieles a una serie de principios intelectuales que al final producen las mismas consecuencias que produciría una organización mafiosa.
¿Por qué las huelgas de basura solo se producen en ciudades gobernadas por el PP? ¿Por qué la gestión privada de hospitales presente en todas las comunidades autónomas, solo produce huelgas en las gobernadas por el PP? ¿Por qué las concentraciones de indignados, y las agresiones, solo se producen en las sedes del PP? ¿Por qué se le organiza a Ana Mato la que se le ha organizado por tres bolsas de confeti, y pasan desapercibidos los setecientos millones de euros de los ERES de Andalucía? ¿Por qué jueces, medios de comunicación, y público en general, se tiran en barrena al menor indicio de irregularidad de la derecha, y son tan condescendientes con la Izquierda? ¿Por qué la policía judicial es tan exigente y encuentra tantas cosas, incluso las que no son ciertas, cuando del PP se trata, y están ciegos ante las fechorías de la izquierda? ¿Por qué, en ocasiones, esta masa inconexa pero hábilmente dirigida,  tiene el apoyo de la Iglesia? ¿Por qué hay gente dispuesta a montarle a un gobierno el numerito de “los papeles” de Bárcenas, y no son capaces de tocarle un pelo al decadente PSOE? ¿Por qué se critican las escasas  donaciones al PP de particulares exigiendo, incluso, los nombres de los donantes, y se ven normales las “con- donaciones” millonarias de bancos y cajas a PSOE, IU o nacionalistas, cuando esas las pagamos todos? ¿Por qué la policía no tiene inconveniente en degradar a los detenidos, esposándolos de tal manera que se hagan evidentes los grilletes, o en un acto público del partido, cuando del PP se trata, y son tan cuidadosos de hacerlo con los de la izquierda? ¿Por qué hemos estado a punto de meter en la cárcel a una chica por gastarse ciento y pico euros,  con una tarjeta que se encontró; y a los secuaces de Gordillo, la audiencia de Sevilla, les absuelve del asalto a un supermercado con el agravante de violencia con las trabajadoras de ese centro. Donde estaban las piantes feministas de la izquierda en ese caso? ¿Por qué ese afán de echarle al aliento al cogote del Jefe del Estado, por parte del Juez del caso de su yerno?  ¿Por qué se habla tanto de la financiación irregular de los partidos, y se habla tan poco de las ingresos que los medios de comunicación acumulan consecuencia de esa financiación? ¿Por qué ante la monumental estafa de las preferentes, los manifestantes llevan en las pancartas las fotos de Rajoy o Rato que nada tuvieron que ver con la cuestión? ¿Por qué no tenemos ningún comunicador tan sectario y falaz a nuestro favor, como los que abundan en la Sexta, en nuestra contra? ¿Por qué los artistas son tan valientes en contra de nosotros, y tan mansos con nuestros adversarios? ¿Por qué ese bula que tiene la izquierda para esquivar el Estado de Derecho, y lo de frente que se lo encuentran los de la derecha? ¿Por qué es tan bonito decir que eres de izquierdas, y tan feo decir que eres de derechas; cuando la izquierda ha traído las mayores calamidades de la historia de la humanidad?
Todo eso no ocurre por casualidad, eso ocurre porque forma parte de un cuerpo social que se mueve a consta de consignas. Cuerpo social construido ladrillo a ladrillo desde los inicios de la transición por la izquierda, ocupando posiciones estratégicas en sectores clave de la producción y los servicios, las instituciones, universidades, o en los cuerpos de seguridad, donde colocaron a los suyos, regalándoles el puesto de por vida, o en su caso la gabela. Un magma como la lava de un volcán arroya y destruye todo lo que encuentra a su paso. Nada ni nadie le para en la consecución de sus objetivos. No es de extrañar que la derecha solo llegue al poder ante el deterioro y el desgaste de la izquierda. Ellos siempre llegaron a través de episodios de carácter singular: 23F, 11M y a punto lo hemos tenido con los “papeles” de Bárcenas.
Por el contrario el PP solo cuenta con los que por mérito o por amistad entraron en esos puestos, infinitamente menores en número y solo obligados con su esfuerzo, o con su amigo, pero nunca con el partido o con la ideología. Ni siquiera somos capaces de limpiar de los sitios sensibles, a los que claramente se comportaron de forma indigna no solo con el PP, si no con el puesto que ocupaban.
Vamos que seguimos igual. Aquí nos montan otro 11M y ni nos enteramos.