sábado, 1 de mayo de 2010

DIGNIDAD

Algunas frases de mis discursos han hecho fortuna. Son esas que a veces algunos, sobre todo periodistas, te recuerdan incluso en la actualidad, en la que uno ya se encuentra fuera de la vorágine de la política activa. Una de ellas se refería a este grupo que, una vez más, vuelve a estar de moda; los llamados sin empacho por el presidente Barreda, “la sociedad” de Castilla la Mancha. Esos que arropan al poder cada vez que son requeridos para ello, que aplauden desde el coro de las Cortes con entusiasmo y firman tantos manifiestos como haga falta. La denominación me vino sin ningún esfuerzo: los “arriba aplaudientes y abajo firmantes”. Después, haciendo referencia a otro denominador común con tiempos pretéritos los denominé: “el Vertical”.
Resulta patético ver lo poco que esta tierra ha progresado políticamente. Que desgracia tener que escuchar los mismos cuentos que oyeron nuestros abuelos y nuestros padres en la boca de los mismos “listillos de pueblo”. Nos quieren, nos defienden, trabajan por nosotros, se desviven por los intereses de nuestra tierra, pero la única realidad es que solo a ellos y a sus comparsas les va bien.
De la dignidad mejor no hablar ¿Cuándo alguien, en esta tierra, ha sacrificado algo de lo suyo por salvar su dignidad?, la de nuestra tierra y la suya propia. Que buena ocasión han tenido Barreda y Cospedal para pasar a la Historia. Pero una vez más han preferido salvar su poltrona. Que buena ocasión han tenido los del “Vertical” para liderar a la sociedad que dicen representar en orden a salvar su dignidad; la suya y la de nuestra tierra. Pero todos ellos han preferido la comodidad del “Presupuesto”, antes de la incomodidad de enfrentarse al Poder.
¿Al Pueblo? : “Ya le contaremos algún cuento”, una reserva estratégica, un derecho preferente ¡que más da!
Ahora la lucha está en saber quien miente mejor. Si quien nos pasó del fin del trasvase a la reserva estratégica, pero que teniéndola aprobada en la Comisión Constitucional de las Cortes Generales, no la lleva al Pleno, porque Pajín y de la Vega no podrían votar una propuesta que las impediría pisar Alicante a la primera y Valencia a la segunda. O quien también nos llevó del fin del trasvase, al derecho preferente, para no hacer de menos a Valcárcel, que ufano se tomaba cañas con los regantes murcianos en los alrededores del Congreso. Y los representantes de la Sociedad a partir un piñón con quien reparte el presupuesto que les permite vivir como marqueses, sin serlo.
Que fácil hubiera sido retirar el Estatuto por la imposibilidad de la caducidad, pero eso no le servía a Barreda, que quería dejar en evidencia a Cospedal. Que fácil para Cospedal haber mantenido, desde el principio, el discurso de “agua para todos según sus necesidades” que mantiene el PP nacional. Pero eso no le hubiera permitido llegar a Castilla la Mancha de supercandidata, haciéndose con el partido por las bravas, dando a entender que las cosas en el PP empezaban a cambiar. Los representantes de la sociedad son los que lo han tenido más fácil: ¡a órdenes!
Pero la realidad y el tiempo pone a cada uno en su sitio, y lo cierto es que la retirada del Estatuto pasará a la historia de esta Región como el fracaso más grande de sus treinta años de historia. Fracaso que se debe, sobre todo, pero no solamente, a los que han tenido durante esos treinta años la responsabilidad de gobernarnos.
Duelen los oídos de volver a escuchar la cantinela de quien defiende mejor los intereses de Castilla la Mancha. Pues miren Vds. si después de treinta años de gobiernos socialistas, de defender tan bien defendidos nuestros intereses, andamos de este guisa, más vale que se vallan a su casa que tengo la seguridad de que mejor nos iría.
Y como tengo la sospecha que, al menos en esta cuestión, el PP no lo hubiera hecho mejor, lo que corresponde es que Castilla la Mancha renuncie a su Estatuto de Autonomía, al nonato y al vigente. Mejor integrarnos en el estado Español, que con el paso que lleva, no le vendrá mal disponer al menos de cinco provincias, y de paso nos ahorramos unos miles de vividores.