domingo, 25 de diciembre de 2011

EL PRIMER GOBIERNO DE MARIANO RAJOY

Es obligado hacer algunas reflexiones sobre el primer gobierno de Mariano Rajoy. La primera impresión del conjunto invita a la tranquilidad: seriedad, competencia, rigor, mesura, sin concesiones a grupos de presión domésticos o foráneos, sin concesiones a la galería, y sinembargo no le falta el toque afectivo, ni lo que se configura como un monumento a la galaicidad del presidente.

Difícilmente podrán encontrarse en el partido mayor nivel de currículo, competencia, capacidad y experiencia en las materias que cada ministro tendrá que hacer frente. Son, por lo general, personas curtidas en otros gobiernos; o en lides parlamentarias, que tampoco es mala escuela, cuando se ha trabajado intensamente en ellas, como es el caso de Soraya.

Son compañeros que por su escasa implicación en el Partido, están exentos de los lastres que suelen acompañar a aquellos que tuvieron que ganarse el puesto bregando en las trincheras de la “primera linea”, y por tanto no vienen acompañados de las obligaciones para con aquellos que en más de una ocasión les dieron su apoyo para sacar adelante su carrera. Esto podrá ser un inconveniente, de cara a la consolidación del partido. Espero sinembargo, que Rajoy haya aprendido la lección de los gobiernos de Aznar: aquello de que “el partido es una cosa y el gobierno otra” expresado, en aquellas fecha, por el Secretario General en la primera Junta Directiva después de ganar las elecciones, fue un error manifiesto, que pagamos sobradamente el 11-M. Y aquellos eran hombres curtidos en la Organización.

Es de resaltar el hecho de que en este gobierno, los sempiternos barones “no hayan tocado bola”: no solo el todopoderoso Arenas, ni tan siquiera la no menos todopoderosa Secretaria General, han tenido la posibilidad de colocar a algunos de los suyos. Esto sorprende, y lo sospeché desde el momento en que en este proceso de nombramientos, no se produjera ninguna filtración, que sin duda se hubiese producido de haber habido cambio de impresiones con los barones, proclives a este tipo de maniobras. Lo único que queda por saber es si por lo menos les pidieron opinión, que sospecho que tampoco.

El toque afectivo sin duda se presenta en la figura de Ana Mato fiel compañera del presidente a lo largo de su dilatada vida en el aparato del partido. No es malo dar alguna señal de humanidad, incluso en el nombramiento de un gobierno.

El monumento a la galaicidad es sin duda el nombramiento de Gallardón. ¿Que querías ser ministro?: pues toma ministerio de Justicia. El ministerio de los jueces que se gobiernan a sí mismos a través de sus órganos. Si acaso mandarás en los fiscales, pero como son tus compañeros de profesión, tampoco te puedes quejar. Lo dicho, todo un monumento a la “retranca”.

Me gusta poco el nombramiento de Jorge Fernández. No tanto por su competencia, que no discuto, sino por su afinidades con la Iglesia. Da la sensación que a los problemas de Interior se les va a dar un tratamiento de carácter teológico, que dudo sea lo más indicado: “poner la otra mejilla” no dará resultado, cuando nos han partido las dos en más de una ocasión.

Otro aspecto llamativo es el poder que acumula Soraya. Que es una mujer competente era de general conocimiento, pero tanto poder no se le da a una persona solo por su competencia. Algo más tiene que tener esta mujer para recibir semejante trato. Sospecho que tiene más que ver con las virtudes cardinales o morales, que nos enseñaban en la catequesis, que con las profesionales. No es mala lección la que da el presidente si así fuera, y tampoco estaría de más que los que están en sus alrededores tomaran nota. Tanto por lo que se refiere a la actitud del presidente, como al comportamiento previo de Soraya a lo largo de su trayectoria política.

En todo caso creo que la foto de este gobierno en la entrada de la Moncloa, es el mejor “christma” para felicitar estas Fiestas.

domingo, 11 de diciembre de 2011

MONÁRQUICOS

En algunas ocasiones, cuando se me ha dado la oportunidad de opinar sobre el particular, ha sido motivo de sorpresa el hecho de que me manifieste como republicano. Bien es cierto que soy un republicano no beligerante. Digamos que soy republicano de bajo perfil. No es una cuestión a la que le dé demasiada importancia, pero siempre me ha asombrado que por el hecho de ser del PP la gente te asocie necesariamente a la Monarquía.

Pero esta opinión instalada en el inconsciente colectivo, parece instalada también en el inconsciente de la Familia Real. Ha sido, y es revelador a lo largo de estos años el comportamiento del Monarca con nuestro partido: daba la impresión de que con nosotros lo tenía todo ganado, mientras que todo el trabajo de aproximación y cortejo se lo debía al Partido Socialista. No es que me queje de los “cuernos”, ya digo que soy republicano, pero me sorprendía la miopía del Monarca al dejar de lado a aquellos en los que, llegado el caso, siempre tendría su apoyo.

La falta de sintonía entre el Monarca y Aznar en sus años de gobierno son, sin duda, reflejo de esta falta de empatía del Rey para con los conservadores, los “suyos”. Y resulta sorprendente que se les notara a los dos, cosa que no es de extrañar en el caso de Aznar, de suyo seco y poco dado al disimulo; pero sin duda es digno de mención en Don Juan Carlos, que con el “borbonéo” dio nombre al arte de pasar de puntillas sobre cuestiones delicadas.

Pero las cosas no ocurren por casualidad. Seguro que hay razones para que el Monarca llegara a esa conclusión: de que los republicanos están en otro sitio distinto del PP. Estos días hemos tenido algún ejemplo que ocupa a diario las primeras páginas y las viñetas de los periódicos de toda España.

Me estoy refiriendo al caso Urdangarín, pero más que al caso en sí, al hecho de que los asuntos que están en tela de juicio, se producen en dos comunidades autónomas del PP: ¿había que hacer méritos, o simplemente les deslumbró el armiño?. ¿Se sintieron obligados, o se “sacrificaron” dejándose engañar?. Quizás solamente asumieron su papel: el de aquellos cortesanos que ante la realeza solo saben postrarse. En este caso es lógico que el Rey piense que no tiene porqué esforzarse con los que se manifiesten rendidos.

Pero lo más gracioso de este episodio es el hecho de que esta situación se produce por la, más que insistencia, obsesión de un juez por empapelar a Matas a cualquier costa. Solo falta que el juez sea monárquico.

Al final va a tener razón Su Majestad: ¡de los monárquicos y del sol cuento más lejos mejor!

viernes, 2 de diciembre de 2011

EL SÍNTOMA

Imagino que ya nadie tendrá duda alguna sobre las razones de su marcha al Senado del responsable de la Oficina de Control Presupuestario: tres meses después de criticar el abultado déficit que nos dejaba Barreda: el 4,6 hasta junio; ahora aparecemos con el 4,8 hasta septiembre. Esto quiere decir que en las meses de junio a septiembre lo hemos hecho peor que lo hizo Barreda. Hay que tener en cuenta que para tener un déficit de 4,8 enero septiembre, con uno 4,6 enero junio; hemos tenido que generar un déficit de junio a septiembre superior al 4,8, del orden de 5,2. Todo un éxito de las “duras medidas de ajuste”.

Este hecho que a algunos les puede parecer aislado, tiene sin embargo un importante significado sobre los criterios que ilustraron la formación del gobierno de María Dolores de Cospedal. En los gobiernos puedes equivocarte en los consejeros, para eso sirve cualquiera con tal de que no se meta mucho en camisas de once varas, pero en lo que no te puedes equivocar es en el “segundo escalón”, que suelen ser directores generales y asimilados. Esa norma que rige para cualquier consejería, es imprescindible en algunas, como las que tienen que ver con la Hacienda, aunque la Oficina de Control Presupuestario depende de Presidencia.

Acostumbrados a hacer candidaturas de congresos a la “búlgara”, candidaturas a cortes regionales y nacionales a capricho de barones y capataces. Donde criterios de recibo en cualquier organización como la capacidad, experiencia o servicio, no tienen cabida ni encaje; y como además todo les fue muy bien porque por el camino se les apareció “San José Luís Rodríguez Zapatero”, pensaron todo el monte era orégano.

Pusieron de consejeros a los más amigos y en el segundo escalón a los más amigos de los amigos. O se configuró en refugio de fracasos, o remuneración de servicios prestados en otos ámbitos. En muchos de los casos, la ideneidad para el cargo parace que poco tuvo que ver en la toma de decisiones. De algunos tenemos referencias más que sobradas, largamente demostradas a lo largo de su periplo político, no es de extrañar que ocurran estas cosas y más que veremos.

Comprendo que María Dolores llegó a Castilla la Mancha con los ojos vendados, nada sabía de la organización del partido, pero sospecho que ha hecho pocos esfuerzos en informarse. De los que tiene alrededor les reconozco una virtud: son expertos en hacer méritos poniendo a los demás bajo sospecha, pero poco más. Esto ya se lo advertí, en su día, a un Presidente Regional, y terminó dándome la razón… cuando la cosa ya no tenía remedio. Eran los mismos.

Pero ahora nos jugamos mucho más. La gente está expectante de ver como se obra el milagro, y cuando se están esperando que se obre un milagro no podemos fallarles en cuestiones de intendencia. Y por terminar con el caso concreto con el que empecé: ¿alguien se preguntó que méritos adornaban a este buen hombre, para hacerle responsable de esa oficina? ¿cómo se puede remunerar el fracaso? ¿qué mensaje se está mandando a los ciudadanos?

Hasta ahora, en el PP de Castilla la Mancha, el aplauso y la adhesión inquebrantable, les ha servido a muchos para llegar donde nunca soñaron. Ahora ha llegado la hora de demostrar lo que cada uno vale. Nadie nace sabiendo, reconozco a cualquiera la capacidad de hacer las cosas bien si pone todo su empeño en ello, solo es necesario trabajar, trabajar duro. Si no es mucho pedir.