sábado, 19 de febrero de 2011

LOS SIETE NIÑOS DE ÉCIJA VII "HACIENDO EL OSO"



Al escribir el séptimo capítulo de esta serie no tenía por menos que esmerarme en el tema escogido. Ha sido la actualidad urbanística la que me ha puesto en las manos un tema sin duda atractivo.
El Ayuntamiento de Talavera de la Reina tenía en su registro de bienes uno de capital importancia: la Estación de Autobuses. Se trataba de una instalación amplia, que podía haber sido catalogado, sin duda, de BIC, como representante de la arquitectura civil de una época. Construida, a pesar de su antigüedad, con criterios modernos, donde se prestaba a los viajeros todo tipo de servicios. Este edificio estaba ubicado en una enorme parcela, magníficamente situada en el centro de la ciudad, en su parte mas amplia, junto al emblemático jardín de El Prado, que alberga en su interior la basílica, mas que ermita, de la Virgen de El Prado, devoción de todos los talaveranos; además de las instalaciones del recinto ferial. Era una parcela de valor incalculable que un buen día el ayuntamiento saca a concurso para construir una estación de autobuses.
Una estación que no hacía ninguna falta construir pero que sirvió de pretexto para un magnífico negocio en el que se han construido un edificio para el Corte Inglés y un hotel. La estación, antes situada al aire libre, se ubicó en un angosto tercer sótano, debajo de los grandes almacenes, con acceso directo a los mismos, claro está.
Al pueblo de Talavera le dieron una estación peor que la que tenía, y al Corte Inglés una parcela para instalarse y otra que probablemente vendió a la empresa que construyó el hotel y además le pusieron debajo de sus instalaciones una estación de autobuses que recoge en tráfico con Madrid, Toledo, Extremadura, Ávila, Valle del Tietar, y alrededor de sesenta pueblos de la comarca, que cuando bajan a tierra desde sus autobuses lo primero que se encuentran es la entrada del Corte Ingles.
Al proceso de adjudicación no le faltó ningún elemento de los habituales en este tipo de negocios: una empresa interpuesta, sin actividad, con deudas a la Seguridad Social; una transferencia de aprovechamiento urbanístico de otras parcelas municipales para que cupiese toda la volumetría, una monumental obra que hubo que meter con calzador y que supuso el colapso de la zona durante varios años, y todo para dotarse de una infraestructura ya existente y que ni siquiera es de competencia municipal.
En Toledo paralelamente con este proyecto se desarrolló otro de no menos importancia: La Vega Baja. Después de años de reivindicaciones, siendo alcalde de Toledo Agustín Conde y Presidente del Gobierno José María Aznar, el pueblo de Toledo consiguió el anhelado deseo de recibir de este ministerio la Fábrica de Armas. Se hizo a través de un convenio en el que contemplaba la calificación de las parcelas que componían el perímetro de seguridad de la fábrica, para la construcción de alrededor de dos mil viviendas de promoción pública. Las instalaciones fabriles se destinarían a albergar el futuro desarrollo de la Universidad de Castilla la Mancha. En este episodio no puedo dejar de referirme al miserable comportamiento del Rector D. Luis Arroyo, que al día siguiente de recibir la cesión del ayuntamiento le faltó tiempo para quitar el cartel donde se recogía la titularidad municipal del fabuloso bien que terminábamos de regalarle.
Pero el mismo PSOE que en Talavera hizo “mangas y capirotes” para justificar el enjuague de la estación, en Toledo, no podía consentir que un alcalde del PP se apeara con dos mil viviendas de promoción pública en la zona mejor valorada de la ciudad. Para evitarlo se inventaron el Toletum Visigodo y los que no fueron capaces, en veinticinco años, de excavar un circo romano que lleva semienterrado, a la vista de todo el que quiera verlo dos mil años; se pusieron a escarbar, a trescientos metros, a la búsqueda de los visigodos; sin que hasta ahora haya aparecido nada de interés que previamente no se haya colocado allí.
Pero miren ustedes por donde, resulta que en ese Plan Especial de la Vega Baja, además de las viviendas se contemplaba una parcela para el Corte Inglés. Me extrañaba mucho que después de lo bien que los socialistas trataron a esta empresa en Talavera, la desairaran en Toledo. Pues no, nada que se le parezca: la nueva redacción del PAU de la Vega Baja contempla la parcela del Corte Inglés, como no podía ser de otra manera.
Los visigodos son importantes paro no hasta el punto de hacer contrariar los interese de la empresa donde la “ex” de Bono tiene sus tiendas.


P.D. H leído que los comerciantes de Santa Teresa, en Toledo, están muy contentos por que el Corte Inglés atraerá muchos clientes a la zona. Pues yo les invito a que se den una vuelta por los alrededores del Corte Inglés de Talavera, para que vean lo que es un desierto comercial. Estos ingenuos también pensaron que el Corte Inglés les iba a poner los clientes a la puerta de sus comercios.

domingo, 13 de febrero de 2011

LOS SIETE NIÑOS DE ÉCIJA VI "SEGÚN Y COMO"


Hasta finales del siglo XIX, los precios de los productos de venta al público no estaban determinados. Uno iba a comprar a la tienda o al almacén y los precios eran “según como”. Según como había sido la meteorología. Las plagas, la estabilidad política del país productor, las guerras, las pandemias, la demanda, en definitiva una serie de causas que condicionaban el precio final del producto. Pero un buen día hubo un francés que se arriesgó, y puso en su tienda de París precio a todos los productos que vendía. Esa tienda, que vendía 400.000 francos al año pasó, diez años después, a vender 60 millones de francos. El empresario en cuestión era Aristide Boucicaut, fundador de las galerías La Fayette. A partir de ese momento los precios dejaron de ser consecuencia del regateo, o de la negociación, elementos de frustración para cualquier comprador que, a la hora de fijar el precio, no contaba con la misma información que el vendedor, perfecto conocedor de hasta que punto podía estirar la cuerda.
Aquello fue el inicio de una nueva era en las relaciones comerciales, en las que los compradores o usuarios se enfrentaban al hecho de la compra, de un producto o servicio, en igualdad de condiciones que el vendedor.
Pues bien, de un tiempo a esta parte se está produciendo un claro retroceso en esa manera de entender el comercio, para volver al regateo, y no estoy hablando de la tienda de la esquina, sino grandes empresas.
Hace unos meses mi hija que tenía un modem USB para su portátil, cuando le instalaron en su casa el teléfono fijo con ADSL, llamó para darse de baja. La ofrecieron nuevas tarifas cada vez más baratas, pero como ella insistía en la baja, directamente le ofrecieron una tarifa de “0” euros. Solo le cobrarían poca cosa en el caso de acceder a INTERNET. Unos días después hablando con un empresario que tenía contratadas las Páginas Amarillas, me comentó que pagaba una cuota de alrededor de mil euros al año, decidido a prescindir del servicio, le han bajado la cuota a doscientos mas IVA. Este fin de semana ha sido noticia la feria de telefonía móvil en Barcelona, no por los productos y servicios que en ella se ofrezcan, sino por los precios de los hoteles que han llagado a multiplicar por diez su precio. Me cuentan que en los grandes almacenes los indicadores digitalizados de los precios están en contacto con el ordenador central, que los cambia en función de la afluencia de público. Así que un sábado por la tarde la compra te saldrá más cara que un lunes por la mañana. Por otra parte si quieres ver bajar tu tarifa de móvil pide la portabilidad a otra empresa.
Volvemos a la selva, la seriedad que Don Aristide estrenó allá por 1850, se la están cargando los que entiende a los usuarios como una masa a la que manejar a su antojo. Y en efecto, la verdad es que lo consiguen.
No se me ocurren grandes maneras de luchar contra esto. Pero hace tiempo que no compro, y mucho menos contrato, nada por teléfono. Poco o mucho, sistemáticamente te engañan.

lunes, 7 de febrero de 2011

LOS SIETE NIÑOS DE ÉCIJA V

En esta serie de artículos en los que pretendo “enunciar” más que denunciar, (solo se denuncia lo que se desconoce, y lo que aquí “enuncio” es de público conocimiento por todas las magistraturas del Estado) los desmanes de las corporaciones públicas o privadas con los ciudadanos, por fin le toca a la Administración Pública.
¡Se han vuelto locos! Me decía hace unos días un empresario de la construcción que había vendido un solar que estaba tasado en “x”, por “x/2”, y al declarar el Impuesto Vienes Inmuebles y Actos Jurídicos Documentados, le hicieron una paralela por “2x”.
Me interesé por el tema que me parecía sangrante y descubrí que efectivamente se “habían vuelto locos”: con el boom del ladrillo y la consiguiente subida del precio de la vivienda, los ayuntamientos se apresuraron a poner al día los valores catastrales, base del IBI (Impuesto de Bienes Inmuebles). Por otra parte la Administración Regional hizo otro tanto decretando que el precio del bien a trasmitir, generalmente viviendas, que es la base del impuesto de Transmisiones, debía ser alrededor de cuatro veces el valor catastral. El precio de mercado, el valor recogido en las escrituras, las valoraciones hechas por los tasadores, nada de eso sirve ante la prepotencia que embarga a estas administraciones dirigidas por la más rancia mediocridad funcionarial, de carácter politico-lentejera.
Cuando el valor de la vivienda se disparaba por meses, podría tener algún sentido ese criterio de multiplicar por cuatro el valor catastral, pero una vez “pinchada la burbuja”, una vez que el precio de la vivienda está descendiendo ¿Cómo es posible que se mantenga ese criterio?
Cuando desde los gobiernos de todo nivel y condición se da por cierto la bajada del precio de la vivienda, la propia administración que presume del ajuste no aplica ese ajuste a sus propias valoraciones. Este comportamiento esta produciendo serios perjuicios a los jóvenes que optan por primea vez a una vivienda, que después de ir hasta el límite de sus posibilidades, se encuentran a los dos o tres años con una paralela de varios miles de euros. Pero además, cuando el Ministerio de Hacienda, está persiguiendo a las entidades de crédito por que sus activos inmobiliarios están viciados, no se aplica el cuento a si mismo, pues esas paralelas lo que están gravando es el sobreprecio ficticio de esos activos. Es decir Hacienda no renuncia a la “burbuja”.
Me cuentan que los Tribunales de lo Contencioso están desbordados, pero que más les da a éstos, y lo bien que les viene a los presupuestos, en el apartado “pendiente de cobro”, estos recursos viciados para disimular el déficit.