miércoles, 24 de septiembre de 2014

LA VAQUILLA

Dicen que el caso de Escocia en nada se parece al de Cataluña. Claro que no se parece, sobre todo en el petróleo del  Mar del Norte, que es donde los escoceses fiaban todas sus esperanzas de no volver a los tiempos de Braveheart.
No nos engañemos, en ese referéndum ha ganado la fortaleza del Reino Unido. Como en Canadá,  ganó la fortaleza de ese país, a pesar de  que se formó en la confrontación de las dos comunidades en litigio, de su extensión y de su dispersión.
En estos casos había razones en el origen que justificaban las pretensiones de los separatistas, También tenían las típicas, que tienen que ver con los intereses de una oligarquía política. No faltaba tampoco el egoísmo intrínseco a todo nacionalista, que solo quieren estar junto a otros mientras les interesa. Imagino que tampoco faltaría la iconografía mítico-sentimental vía gaita o sombrero de Daniel Boone. Pero no pudieron con la fortaleza del estado matriz.
El caso de Cataluña no se justifica por el origen histórico, por más que se empeñen en reescribir la historia. Ellos se creen ricos, aunque no lo son; y menos el día que decidieran separarse de España. El caso de Cataluña solo se sostiene en una oligarquía necesitada de esconder sus desmanes económicos y en la barretina; pero sobre todo en la debilidad del Estado Español.
España es un estado débil, no porque se den condiciones especiales que le hagan diferente de cualquier país. España es débil por que los españoles hemos decidido que así sea.
En España hubo una guerra civil en la que los dos bandos reivindicaban su patria española, hasta aquel momento nada que decir.  Después vino la dictadura que hizo uso y abuso del ardor patrio. Cuando llegó la democracia  la izquierda, quizá por su carencia de ideas, se refugió en el rechazo a la ida de España Nación y la derecha dejó hacer, no fuera que la tacharan de franquista.  De esta manera hemos llegado a una situación en la que los españoles se sienten  cohibidos a la hora de demostrar el amor a su patria.
A generar esta situación no ha ayudado poco el estado de las autonomías. Los líderes autonómicos han exacerbado los sentimientos regionales, antes inexistentes, para justificarse en unos casos, o para tapar sus ineficacia en otros. En esto no son distintos de los líderes de Cataluña. Es decir, el deporte favorito de estos señores y señoras es el juego del pin-pan-pun con España, y los españoles a verlas venir. Todos a tirar del pico de la manta para sí mismos, sin importarle a ninguno si la manta aguantará. Qué más da mientras ellos sigan en la poltrona…
Las autonomías han traído a España al cacique de la nueva era. La administración cercana solo está para seguirte más de cerca, para condicionarte en todo lo que tengas que hacer, y para proteger los intereses del cacique y los del “asa de la caldera”. Los derechos de los ciudadanos cada día se ven más constreñidos por una burocracia, en muchos casos de carácter estalinista,  cuyo objetivo es proteger al aparato. Autonomías que han recibido competencias que no son capaces de afrontar por su propia debilidad. Si en el estado central los políticos están en manos de las grandes corporaciones, que no  pasará en estos gobiernos de opereta.
Todo esto configura un panorama en el que el Estado está marcado por la debilidad, en Madrid y en la periferia. Esa debilidad es la que están aprovechando los nacionalistas. Después de tantos desmanes ¿Qué ha hecho el Estado Central? ¿Cuántas veces ha llamado a capitulo a algún prócer regional? ¿Acaso Andalucía no ha hecho méritos para que le quiten las competencias de formación  y empleo? ¿Quién llama al orden al Lendakari por quitar de los libros de texto los símbolos del Estado Español y le obliga a reponerlos?  ¿Acaso no se entera Montoro de que las autonomías siguen sin pagar a los proveedores de sus recursos, y lo están haciendo con el fondo de liquidez autonómico? ¿No sabe el jefe del gobierno que siguen con toda impunidad los desmanes políticos, económicos y administrativos de estos señoritos del siglo XXI? ¿Quién pone freno a este desgaste?
¿Quién da la cara por España?
Por España no dan la cara ni los políticos que cobran por ello, ni los propios españoles que hemos dejado en sus manos esos asuntos. Bueno, antes al menos teníamos el pretexto de la “Roja”. Ahora ni eso nos queda.
Pero yo creo que somos muchos los que pensamos que hay muchas razones para gritar con fuerza: ¡¡¡yo soy español, español, español!!!
Solo tenemos que  gritarlo, y cuando ese grito se eleve por los campos de España, la mayoría se sentirán reconfortados y  algunos pensaran que su ombligo tampoco es para tanto.



viernes, 12 de septiembre de 2014

EL EXPOLIO

Hace unos días hice referencia al Expolio, pintura. Hoy después de leer lo que nos tiene preparado Montoro, con la nueva reforma fiscal, no  me queda otra que hablar del expolio a los bolsillos de españoles.
De un tiempo a esta parte los españoles han sido objeto de todo tipo de agresiones económicas: estafas, timos, engaños… cuando no sustracción directa de sus bienes. Esta casuística tenía además algunas características que la hacían singular: carácter masivo,  ejecutada por instituciones, supuestamente honestas, y sometidas a la supervisión del Estado. Una inmensa trampa donde era difícil no caer si tenías la suerte de tener unos ahorrillos.
Empezó la cosa con GESCARTERA,  siguió con AFINSA Y FORUM FILATÉLICO, sociedades que a pesar de tener sentada en el consejo de administración a alguna hermana de un secretario de estado de economía, al parecer, no eran conocidas ni del Ministerio ni del Banco de España.
Siguió con las preferentes y las participadas, donde los bancarios de toda la vida estafaron de manera inmisericorde a miles de clientes, en su mayoría ahorradores de edad avanzada, mientras sus consejos de administración se repartían cuantiosas indemnizaciones. El primer rescate bancario no lo hizo el Gobierno Español, ni siquiera Bruselas. El primer rescate lo hicieron los miles de ahorradores que se vieron privados de sus ahorros mediante engaños y subterfugios. Muchos de los cuales nunca volverán a verlos. Sencillamente se quedaron con nuestro dinero sin dar cuentas a nadie. Y ahí estaban los Botín, los Fainé, los Blesa, los Serra, las cientos de cajas que han amargando los últimos días de su vida a cientos de miles de españoles. Los más previsores, los más ahorradores, los más austeros, los que se sacrificaron a lo largo de toda su vida para asegurar su vejez, fueron las víctimas propiciatorias de una caterva de sinvergüenzas sin escrúpulos, y de un Estado cómplice entregado a los poderosos.
Mientras tanto las grandes corporaciones haciendo de las suyas: las eléctricas cobrando lo que les parece y les consiente el gobierno, claro hay que hacer méritos. La jubilación máxima que tienen acreditada los ministros no da para su tren de vida. Es necesario un puestecito en algún consejo de administración para seguir tirando. En este sentido la estafa de la tarifa nocturna es de libro: meten a miles de usuarios que nunca pudieron tener calefacción, solo había que instalar unos acumuladores, la obra era sencilla, ni calderas ni depósitos de combustible; solo encender en invierno y apagar en el buen tiempo. Muchas personas, en su mayoría jubilados, vieron la posibilidad de abandonar la catalítica. El precio era asumible,… hasta que “llenaron el trasmallo”. Entonces se cambió la ley y los que entonces tenían una calefacción asequible, tuvieron que elegir entre calentarse o ver volar la pensión en los meses de invierno.
Por seguir con la cosa de los voltios. La energía solar fotovoltaica fue otra encerrona. Era una inversión a largo plazo, que daba un buen rendimiento a partir de los diez primeros años, Ideal para una previsión de futuro. Una vez más los que estaban a la puerta de la jubilación vieron en estas inversiones una posibilidad de complementar su pensión. Entonces se cambiaron las condiciones de lo contratado, vía legislación, y aquellas inversiones dieron al traste. Seguridad jurídica cero. Luego nos quejamos del trato de  la Cristina Fernández  a REPSOL en Vaca Muerta. ¿Acaso hay alguna diferencia?. Los que querían asegurar sus pensiones no se dieron cuenta de que en el gobierno había otros que tenían que asegurar las suyas, quizá en alguna eléctrica.
Ahora viene Montoro con la reforma fiscal, necesitan más dinero para alimentar el entramado político-funcionarial que es el verdadero conocer de España. Y una vez más con los ahorradores  en el punto de mira. La reforma prevé la modificación del impuesto de plusvalías en el sentido de no actualizar el precio de origen de las viviendas, con lo cual el diferencial entre compra y venta se dispara en las viviendas más antiguas. Por poner un ejemplo la diferencia en una vivienda  que se comprara en el 1980 por 12.000 euros y se vendiera en 2014 por 120.000,  sería de pagar 6.000 euros con la actual legislación a pagar  24.000 con la que se propone. Pero a eso deberemos sumar el efecto de la burbuja catastral. Ese piso que posiblemente tenga un valor catastral muy cercano a los 120000 que seguro elevaría el precio de venta a efectos del cálculo del impuesto por encima de los 200.000, con lo que el impuesto se iría a los 33.000, si a esto sumamos el impuesto de las transmisiones patrimoniales que serían otros 20.000, resulta que de esta transmisión el estado se llevaría 53.000 prácticamente la mitad del bien. A esto se le llama confiscación, o algo peor.
Se llevaron los ahorros de los españoles con malas artes. Y ahora se quieren llevar el patrimonio vía dictadura fiscal.

Resulta que el PP tiene fijado su porvenir electoral en el miedo de los votantes a  Podemos. Yo me pregunto: ¿qué me va a quitar Pablo Iglesias que no me haya quitado Montoro.