martes, 25 de agosto de 2015

A VUELTAS CON EL TAJO

Una vez más, como cada vez que llega la sequía nos acordamos del Tajo. Del Tajo solo nos acordamos, cuando va seco, cuando puede utilizarse como carnaza de la grey política. Han ocurrido tantas cosas en el Tajo que todos deberían ponerse un punto en los labios, pero si hubiera que buscar entre los muchos responsables uno mayor que otro sin duda el Partido Socialista se lleva la palma.
Sobre esto no es la primera vez que escribo, pero conviene recordar algunos elementos esenciales de este periplo: El trasvase, obra aparte, es consecuencia de una Ley tardofranquista de 1980 la Ley de regulación del Régimen Económico del Acueducto Tajo-Segura, en esta ley se recogía las reglas de funcionamiento de ese acueducto, las compensaciones y demás cuestiones, pero hay dos cosas que dejaba claras, por una parte que solo se podían trasvasar aguas excedentarias y que la definición de esas aguas excedentarias se dejaban a la redacción del plan de cuenca subsiguiente. No se atrevieron a ir más lejos
Como ese plan no llegaba, los trasvases estaban en una permanente alegalidad; de hecho todos los trasvases que se recurrieron, por parte de la Junta de Comunidades, se ganaron, bien es verdad que “a toro pasado”, cuando ya se habían llevado el agua. Esa situación de indefinición, que beneficiaba a la cuenca del Tajo, se termina cuando se redacta el Plan Hidrológico de la Cuenca, allá por 1998. En ese plan no se definían cuales son las aguas excedentarias expresamente, pero vino Bono e hizo la famosa raya. “Le hemos dado la vuelta como un calcetín, hemos hecho una raya por debajo de la cual no se puede trasvasar”. Claro que eso suponía que por encima de la raya si se podía hacer, con lo que se estaban definiendo cuales eran las aguas excedentarias.
Aquella raya que estaba alrededor de los 450 hectómetros, fue celebrada, festejada y ampliamente publicitada por todos los socialistas de la región y el silencio de todos los demás. Con cuatrocientos y pico metros cúbicos de lodo más que agua, el 17% de su capacidad total nos conformamos. ¿A qué viene ahora rasgarse las vestiduras? ¿Dónde estaban entonces los que ahora se sienten tan indignados? ¿A qué o a quien tenían miedo entonces?
Pero para ser justo, hay que reconocer que aquello de la raya se aprobó en un contexto, en el de la redacción del Plan Hidrológico Nacional, que preveía el trasvase del Ebro. Sin duda el Trasvase del Ebro, donde de verdad hay agua en abundancia y de sobra, podía significar el fin de la hipoteca del Tajo.
Pero entonces llego Zapatero, el presidente más dañino que ha tenido España desde Fernando VII, y de su mano la mega pija Cristina Narbona, la más excelsa representante de la Izquierda rococó, y derogaron el trasvase del Ebro con el pretexto de ¡sustituirle por depuradoras! Y nadie en esta región abrió la boca excepción hecha del PP. ¿Acaso no sabían en el PSOE, e izquierda en general, incluidas las organizaciones medioambientales de la región lo que eso suponía? ¿Alguien se creyó que semejante cantidad de agua dulce se podría sustituir con desaladoras? ¿Estos mismos que hoy se quejan, no sabían la repercusión que  suponía para el trasvase?
Pues nada chicos seguir con la farsa, porque los que habéis sido cómplices directos de la situación actual, solo podéis alimentar el esperpento.