viernes, 19 de junio de 2009

ESPERANDO EL SANTO ADVENIMIENTO

Las elecciones recientemente celebradas, han supuesto un serio varapalo para el PSOE, tan es así, que yo nunca les he visto tan afectados después de unos resultados electorales. La euforia en el PP, razonable por otra parte, puede traer, sin embargo, malas consecuencias, en la medida que se piense que todo está hecho.
Castilla la Mancha es una región ciertamente curiosa en cuanto a resultados electorales se refiere: El PP suele ganar en elecciones de carácter nacional, las municipales se reparten según la ocasión y la provincia de la que se trate, y en las autonómicas todavía tenemos pendiente la primera victoria. Ahora bien, lo único que podemos tener claro es que cualquier resultado electoral tiene su propia dinámica y nada tiene que ver con cualquier otro, incluso en el caso de las elecciones municipales y autonómicas, que se celebran el mismo día.
En consecuencia, sacar conclusiones es más que aventurado. Ya se hizo famoso dentro del PP un informe hecho después de los resultados de las elecciones generales del 2000, donde sacamos al PSOE más de 11 puntos. Tal fue el “éxito” que desde entonces a este tipo de informes se les denomina, jocosamente, por el nombre de su autor.
Por otra parte parece que en el PP todo lo tienen fiado al tirón de María Dolores. Razones hay para ello: Nunca hemos tenido una candidata tan mediática, además de prudente a la hora de manifestarse, y hábil para escurrirse de las emboscadas que le tiende el adversario. Habrá quien piense que esto es suficiente, y podría ser cierto si, como algunos pensamos, las elecciones más que ganarse se pierden; en ese sentido solo habría que esperar “el santo advenimiento”. Pero las cosas no suelen ser tan sencillas.
En Castilla la Mancha no hay que ganar unas elecciones, hay que demoler un régimen, y eso conlleva algo más que esperar a verlas venir. La tupida red de intereses del PSOE en la región es tan extensa que solo desde un decidido impulso político podría deshacerse, y costará, no solo trabajo, sino muchas complicidades, incluso, de los que están dentro de esa red. Siempre fue así, los regímenes suelen ser derribados desde dentro.
El primer problema a resolver será el de la candidata: Es difícil ganar unas elecciones sin el concurso y el impulso continuo y constante del aspirante. Es difícil ganar unas elecciones a distancia, cuando además los que aquí quedan, son la representación más genuina de los fracasos más sonados del PP en todos los ámbitos.
El segundo problema a resolver es la situación del partido: A fuer de hacer un partido a la medida de los segundones, nos encontramos con un partido de amigos y aplaudidores, con poco arraigo en las bases y políticamente retro, que en modo alguno puede aparecer, ni siquiera, como comparsa de la candidata.
¿Cuál es la penetración del partido en la Universidad? ¿En las asociaciones cívicas: Vecinos, mujer, APAS, jubilados? ¿Cuál es nuestra presencia en el mundo del trabajo, cuantos obreros llevamos en listas? ¿Cuáles son nuestras afinidades reales con el mundo rural, o en el empresarial?
Esa penetración en la sociedad es la clave de los éxitos del PSOE, y los agentes de esa penetración son hoy los titulares de sus magistraturas, de esa manera los electores se ven representados por esas personas. En nuestro partido las magistraturas se consiguen de otras maneras, que tienen poco que ver con el esfuerzo o la representatividad social y sí mucho con el “aplausómetro”. Nadie los reconoce, son políticos de atrezzo.
Veo tanta incapacidad en la organización, que yo me plantearía un diseño de campaña “a la americana”, llevada por un staff de expertos, con mucho tiempo por delante, trabajando sobre el terreno con datos objetivos, con estudios serios, alejados de ocurrencias y prejuicios, y dejar de perder el tiempo en reuniones de autobombo que ya no dan ni para titulares en página par.


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