sábado, 31 de agosto de 2013

..Y AHORA SÍRIA



Reconozco mi incapacidad para entender la dinámica del mundo musulmán. Ése afán de matarse entre ellos y a los que pillan de los alrededores, en orden a no se sabe que criterios de carácter teológico, me perece carente de todo lógica. Esa actitud parece mas propia del  fanatismo que hace mucho tiempo abandonaron otra confesiones religiosas, entre ellas el cristianismo.
No creo que haya confesión alguna que justifique la muerte de nadie, ni el martirio de los propios, sobre todo cuando se busca ex profeso. No creo que haya confesión alguna que tuviera en sus orígenes la maldad, la muerte, la opresión o la injusticia. No creo que los profetas que dieron origen a estas confesiones, tuvieran en su fuero interno otro fin que la riqueza espiritual, la justicia, y sobre todo la defensa de la vida. 
Históricamente ha ocurrido que las confesiones religiosas han sido motivo, o pretexto, para todo tipo de desmanes, generalmente orientados a conseguir el poder. Resultan incomprensibles episodios de la Iglesia Católica, si no son vistos desde la óptica de la ambición humana por la riqueza y por el poder. Sobre todo porque la primera conduce a la segunda. Las grandes construcciones religiosas, las obras de arte que las adornan, la riqueza que realza su belleza, no tiene como objetivo realzar la grandeza de Dios, Él ya es grande por definición. Ese derroche solo tiene el objeto de hacer sentir a los feligreses el poder de los representantes de esa Iglesia.
Solo la cultura y la información han ido sacando a los deudos de las distintas confesiones religiosas de su dependencia absoluta, para pasar a ser un aspecto de la vida más o menos importante, pero en todo caso, perteneciente al ámbito personal o familiar. Y a mi juicio esa es la gran batalla que se está produciendo en el mundo musulmán.
En el mundo musulmán se están enfrentando dos tendencias, los que quieren adaptar sus creencias a los cambios de los tiempos, y aquellos que quieren seguir anclados en el siglo XII.  No creo sea tanto un problema de Chiitas o Sunitas, cuanto de quienes quieren mantenerse en el pasado, so pretexto de una pretendida pureza teológica, y los que quieren poder vivir una vida adecuada a los tiempos que corren. Todos con la sana intención de acaparar el poder. 
Dudo que el talibán que mata a una chica por enseñar a leer, desprecie el medicamento que le ofrezca una enfermera para quitarle el dolor de muelas, o una operación a corazón abierto en un quirófano supermoderno, cirujanas incluidas, que le pueda salvar la vida. Solo se trata  de alardes de poder: bien sea sobre las mujeres que quieren enriquecerse con la cultura, o contra una comisaría de policía, como exponente uniformado de respeto a leyes de carácter civil, con un coche bomba.
Se trata de dejar claro quién manda. Luego, eso se puede justificar con interpretaciones del Corán, con los suras, o las aleyas; pero lo que se pretende no es la salvación de las almas, sino la permanencia en el poder.
Se ha visto claro en Egipto, cuando llegaron los Hermanos Musulmanes, en vez de gobernar para todo los egipcios, se dedicaron a poner piedrecitas para montar su parcela teocrática. Pero en ese país había la suficiente tradición de modernidad para pararles en seco. Magnífico pretexto para un ejército que es un estado dentro del propio estado egipcio. Otro pretexto.
En Turquía  Erdogán, anda con más tiento, por la tradición laica del estado creado por Ataturk, y por la presencia de un ejército de una importancia estratégica, para Occidente, muy importante. Lo de crear piscinas separadas para distintos sexos en las olimpiadas, tiene toda la pinta de ser un guiño a la galería, que demuestra las dificultades para hacer reformas de más calado. Y de paso quitarse de encima unas olimpiadas que supondrían una invasión de modernidad que este señor no parece desear.
Por eso no creo en las bondades de la llamada "primavera árabe". Se están produciendo levantamientos contra regímenes totalitarios, bien es cierto; pero para ser sustituidos por otros a los que no se ve claro vayan a ser mejores que los que estaban.
Y en medio de ese batalla campal el pueblo llano que seguro que les da lo mismo los chiitas que los sunitas. Que solo desean vivir en paz, disfrutando de sus creencias religiosas sin que tengan necesariamente que ser motivo de muere y miseria.
Pero lo que es inconcebible es que Occidente se meta en esos avisperos, para poner orden. El gaseo de los civiles sirios, siendo un acto reprobable, no lo es menos que las muertes de miles de personas  que a diario son víctimas del hambre ante la indiferencia occidental. ¿cómo se justifica el rigor de Occidente en el caso de Siria?. El mismo Occidente que mantiene el status quo en numerosos países, donde sus ciudadanos carecen de todo, mientras hacen sustanciosos negocios con los déspotas que les gobiernan.
Ya escribí en este blog sobre las razones de las intervenciones en Libia y Mali: la protección de los intereses de Francia en el área económica del franco C.F.A.  Me temo que lo de Siria sea algo parecido. 
Al final, posiblemente, el problema para los habitantes de estos países, estén en uno o en otro bando, sea que la diferencia con respecto al siglo XII solo sea de apariencias.





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