jueves, 22 de agosto de 2013

FINANCIACIÓN IRREGULAR


Se está hablando mucho de la financiación de los partidos, y asombra las pocas ganas de los habladores del tema en clarificar la evidente realidad de este, siempre, espinoso asunto.
Habría que empezar diciendo que hay dos tipos de financiación en las organizaciones políticas: la que tiene que ver con el funcionamiento ordinario de los partidos, que por lo que tienen de ordinaria suele proceder de ingresos periódicos, como son las fichas de los militantes, las cuotas a los cargos electos, y las transferencias de los grupos institucionales en ayuntamientos, diputaciones, cortes regionales, Congreso y Senado.
En estos casos es difícil la financiación irregular, pues tanto el presupuesto de ingresos como el de gasto están muy controlados por todo tipo de auditorías. Bueno siempre cabe una pequeña trampa, como fue el caso, por poner un ejemplo, de la sede de Santamaría la Blanca del PSOE de Toledo que se construyó con un préstamo de diez millones de pesetas de CCM que posteriormente les fue condonado. Ahora que Rubalcaba habla tanto de la financiación del PP debería saber que la sede de Toledo se hizo con cargo a la Obra Social de CCM que solía ser la destinataria de los superávits de esta entidad.
El problema se plantea peliagudo cuando hay que hacer frente  los gastos de las campañas electorales. En estas ocasiones es cuando el desmadre hace su aparición. Es asombroso ver como se pierde la media y el tino en gastos que influyen mucho menos de lo que pensamos en los resultados electorales... pero eso cuéntaselo a los líderes, y a sus asesores, no hay manera de meterles en la cabeza de inutilidad de tanto gasto. Cuando está en juego el Poder todo vale, hasta tirar el dinero. Y bien que lo tiran.
La financiación de esta vorágine de gasto, difícilmente puede ampararse con recursos electorales de recibo, como son las cantidades transferidas por el Estado en función de los votos obtenidos en las elecciones precedentes. Cantidades que además limitan el tope de gasto de cada formación política. Ese jolgorio de gasto solo puede ampararse desde la financiación irregular que hace su aparición en las campañas electorales y que está a la vista del todo el que lo quiera ver.
Cualquier ciudadano que salga a la calle en el transcurso de una campaña electoral, a poco informado que esté, debería darse cuenta de que ese despilfarro solo puede tener un origen cuando menos dudoso. Pero eso que salta a la vista de cualquiera, lo está también a la vista de los jueces los fiscales y sobre todo de los medios de comunicación, que son los más importantes destinatarios de tanto derroche.
Las campañas electorales son sobre todo campañas de comunicación, por tanto es lógico que sean los medios de comunicación, en su acepción más extensa, los receptores de tan ingente cantidad de recursos. 
Vallas publicitarias, marquesinas, autobuses, cuñas en radio y televisión, faldones en prensa escrita, vehículos sedes de campana, personal, escenarios , iluminación, megafonías, buzoneos, merchandaising, autobuses para llenar los mítines, legiones de comunity manager, encuestas. Millones de euros gastados en convencer que, parece ser, nadie se pregunta de dónde salen.
Asombra el rigor de tertulianos y comentarista de todo tipo y condición, haciéndose de nuevas cuando de las cuentas del PP se trata. No sé porqué tienen que esperar a lo que diga Bárcenas.Yo les animaría a consultar con los departamentos  comerciales de sus empresas para comprobar cuánto dinero se gasta en las campañas citadas. Comprobarían que el PP no gasta más que otros muchos. Que todos sobrepasan los topes de gasto.  Pero también comprobarían que para disimular ese dispendio, en ocasiones, se cambian los conceptos de facturación, e incluso el titular de la factura. Vamos que son colaboradores necesarios para llevar a buen puerto este desmadre. Eso sí también comprobarían que sin esas macrocampañas su cuenta de resultados se vería mermada sensiblemente.
Por supuesto que esas preguntas se las deberían hacer los partidos que tanto nos critican; que todos, en mayor o menor medida, “pisan el mismo cable”. Y digo todos. Hasta los de IU que van tan de honestos por la vida. Lo de éstos es más largo de explicar, por eso mejor dejarlo para otra ocasión.

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