Tengo un problema asistencial, no existencial, asistencial. Necesito que alguien me asista, que alguien me cuente, que me convenza de que es posible vivir, que es posible vivir en Europa, incluso en España, y puestos, me atrevería a decir que hasta en Grecia.
Este mundo se ha llenado de agoreros, de predicadores de la catástrofe, de profetas de “Armagedón”. De marisabidillas expertos en dramatizar cualquier pamplina: ya sea la bajada de dos puntos del IBEX, o la subida de diez puntos en la prima de riesgo. Parece como si el mundo solo girase por los números que aparecen en unas pantallas a las que miran, con caras de “Cristo del Greco”, unos señores con chalecos de color verde, que más parecen peones de obras públicas, que analistas financieros; que me disculpen los peones de obras públicas por la comparación. Los programas de la tele se llenan de comentaristas, en ocasiones paternalistas, otras pedantes, casi siempre “sobraos” que de manera concienzuda te demuestran que “estamos al borde del abismo”. Se retuerce el léxico para dramatizar: si baja el IBEX un 3%, lo que te dicen es que “el IBEX se desploma”. Si el IBEX sube un 3,5%, lo que te dicen es que “baja la volatilidad”. El caso es que “baje” algo.
Si los que toman la palabra son los “ex”, la cosa se pone de “traca”: Felipe y Aznar dando lecciones. Adornando el paisaje con su conocimiento y su experiencia, pero siempre para dar brochazos de negro. Les encanta verse en el papel de “oráculos”, quizá porque ya “no tienen a nadie que les escriba”.
No es que quiera quitar importancia a lo que está pasando, lo que no soporto es ese recrearse en los malos datos, rasgarse las vestiduras, mesarse los cabellos y suspirar hondo como si solo nos quedase certificar la desaparición de nuestra sociedad. Como si en el mundo solo se gobernara por los datos del IBEX, el NASDAQ, el Dow Jones y demás zarandajas. Como si la naturaleza no hubiera dotado a los seres que la habitan, también a los hombres, de la capacidad de corregir y modificar comportamientos. De sobreponerse a lo adverso, de salir adelante en las peores de las situaciones. Además: ¿quién ha dicho que lo que sea malo para el IBEX, va a ser necesaria e inevitablemente malo para mí?
Eso es lo que ellos quieren, que convirtamos los índices económicos en dioses a los que adorar y ellos, convertidos en sus sacerdotes, llevarnos del ramal a donde más les convenga, para que sea cual sea la prima de riesgo llenarse los bolsillos.
Y por si alguno tiene alguna duda: en Grecia, más que en cualquier otro sitio, se puede sentir, física y anímicamente, lo trascendente de la naturaleza del hombre. Su devenir histórico y cultural, el verdadero sentido de la vida. Solo en la tierra de los dioses, de los gigantes, de los héroes, en definitiva de todos los estadios de la mente humana, el hombre puede alcanzar su plenitud. ¿Os imagináis a Sócrates pendiente del IBEX?....pues eso, que no debe ser un mal sitio para vivir.
Este mundo se ha llenado de agoreros, de predicadores de la catástrofe, de profetas de “Armagedón”. De marisabidillas expertos en dramatizar cualquier pamplina: ya sea la bajada de dos puntos del IBEX, o la subida de diez puntos en la prima de riesgo. Parece como si el mundo solo girase por los números que aparecen en unas pantallas a las que miran, con caras de “Cristo del Greco”, unos señores con chalecos de color verde, que más parecen peones de obras públicas, que analistas financieros; que me disculpen los peones de obras públicas por la comparación. Los programas de la tele se llenan de comentaristas, en ocasiones paternalistas, otras pedantes, casi siempre “sobraos” que de manera concienzuda te demuestran que “estamos al borde del abismo”. Se retuerce el léxico para dramatizar: si baja el IBEX un 3%, lo que te dicen es que “el IBEX se desploma”. Si el IBEX sube un 3,5%, lo que te dicen es que “baja la volatilidad”. El caso es que “baje” algo.
Si los que toman la palabra son los “ex”, la cosa se pone de “traca”: Felipe y Aznar dando lecciones. Adornando el paisaje con su conocimiento y su experiencia, pero siempre para dar brochazos de negro. Les encanta verse en el papel de “oráculos”, quizá porque ya “no tienen a nadie que les escriba”.
No es que quiera quitar importancia a lo que está pasando, lo que no soporto es ese recrearse en los malos datos, rasgarse las vestiduras, mesarse los cabellos y suspirar hondo como si solo nos quedase certificar la desaparición de nuestra sociedad. Como si en el mundo solo se gobernara por los datos del IBEX, el NASDAQ, el Dow Jones y demás zarandajas. Como si la naturaleza no hubiera dotado a los seres que la habitan, también a los hombres, de la capacidad de corregir y modificar comportamientos. De sobreponerse a lo adverso, de salir adelante en las peores de las situaciones. Además: ¿quién ha dicho que lo que sea malo para el IBEX, va a ser necesaria e inevitablemente malo para mí?
Eso es lo que ellos quieren, que convirtamos los índices económicos en dioses a los que adorar y ellos, convertidos en sus sacerdotes, llevarnos del ramal a donde más les convenga, para que sea cual sea la prima de riesgo llenarse los bolsillos.
Y por si alguno tiene alguna duda: en Grecia, más que en cualquier otro sitio, se puede sentir, física y anímicamente, lo trascendente de la naturaleza del hombre. Su devenir histórico y cultural, el verdadero sentido de la vida. Solo en la tierra de los dioses, de los gigantes, de los héroes, en definitiva de todos los estadios de la mente humana, el hombre puede alcanzar su plenitud. ¿Os imagináis a Sócrates pendiente del IBEX?....pues eso, que no debe ser un mal sitio para vivir.
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