viernes, 26 de agosto de 2011

UNA ADMINISTRACIÓN GOLFA



Ya dije en su momento que la “burbuja inmobiliaria” se había pinchado para todo el mundo, menos para la Administración que, a la hora de cobrar impuestos, sigue aumentando las valoraciones como si nada hubiese pasado. Valoraciones que son la base imponible de los impuestos.
Hace unos días un familiar se me quejaba de su lucha con la secretaria de un ayuntamiento para conseguir que, en el cálculo de una licencia de obra, le aplicasen como base imponible lo que determina claramente la ley; en este caso el valor de la construcción, no otros elementos de la valoración del proyecto como pueden ser el beneficio industrial o el IVA. No entendía la actitud de la funcionaria, que sabía perfectamente que el administrado tenía razón, y sin embargo se resistía a modificar lo que se había establecido como norma en ese ayuntamiento de manera totalmente ilegal.
Han descubierto la cuadratura del círculo, como no se atreven a modificar los coeficientes, porque eso solo puede hacerse vía ley u ordenanza fiscal, con el consiguiente y desagradable debate público, modifican al alza las bases imponibles, que al ser múltiples y variadas, no pueden fijarse en leyes, ordenanzas o reglamentos.
A pesar de la gran cantidad de funcionarios que pagamos, si te ves en la obligación de hacer un recurso, lo normal es que te contesten con una carta prefabricada o fotocopia donde no faltarán las consiguientes amenazas en caso de incumplimiento, en la que se te contesta de forma genérica; sin hacer mención alguna, de manera razonada, a ninguna de las alegaciones que tú de manera detallada has ido enunciando o, en su caso, has pagado para que un profesional te las haga. De tal manera que el recurso se ha convertido en un trámite más para el contencioso administrativo, y no en una instancia real en la que se puedan atender tus demandas.
La Administración Pública Española se ha convertido en un “ente” que solo vela por sus intereses. Que solo vive para alimentarse a sí misma. Para encastillarse en las atalayas de sus expedientes administrativos y desde allí acosar y esquilmar a todo ciudadano que se vea en la obligación de acercarse a ellos. Hoy la Administración Pública no está al servicio de la gente, está al servicio de ella misma. Y para ello no dudará en saltarse las leyes o, en su caso, utilizarlas como coacción.
Es lo que está ocurriendo en Castilla la Mancha con el conflicto de los farmacéuticos. Estos señores están defendiendo una cosa tan lógica como que les paguen los medicamentos que obligatoriamente tienen que dispensar a los enfermos. Y el consejero en vez de intentar buscar una solución se dedica a utilizar su poder administrativo para intimidar, descalificando a sus dirigentes, señalándolos con su nombre y apellido, y amenazando al conjunto del sector con quitarles las farmacias para dárselas al “corte inglés” de turno.
Se ha llegado a tal extremo que las actitudes de “sobrao” se exhiben en las ruedas de prensa de nuestros políticos sin el menor rubor. Los que deberían pedir disculpas por no ser capaces de poder prestar un servicio prioritario, se engallan y le dan una toba a la visera de la gorra con aquello de… “a mí plin”.
¿Qué no hay dinero?... para ellos seguro que si lo habrá. Se pondrá en peligro cualquier servicio antes de que le falte alimento al “ente” que hemos creado. Al “ente” que solo parece vivir para alimentarse a sí mismo.

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