lunes, 7 de febrero de 2011

LOS SIETE NIÑOS DE ÉCIJA V

En esta serie de artículos en los que pretendo “enunciar” más que denunciar, (solo se denuncia lo que se desconoce, y lo que aquí “enuncio” es de público conocimiento por todas las magistraturas del Estado) los desmanes de las corporaciones públicas o privadas con los ciudadanos, por fin le toca a la Administración Pública.
¡Se han vuelto locos! Me decía hace unos días un empresario de la construcción que había vendido un solar que estaba tasado en “x”, por “x/2”, y al declarar el Impuesto Vienes Inmuebles y Actos Jurídicos Documentados, le hicieron una paralela por “2x”.
Me interesé por el tema que me parecía sangrante y descubrí que efectivamente se “habían vuelto locos”: con el boom del ladrillo y la consiguiente subida del precio de la vivienda, los ayuntamientos se apresuraron a poner al día los valores catastrales, base del IBI (Impuesto de Bienes Inmuebles). Por otra parte la Administración Regional hizo otro tanto decretando que el precio del bien a trasmitir, generalmente viviendas, que es la base del impuesto de Transmisiones, debía ser alrededor de cuatro veces el valor catastral. El precio de mercado, el valor recogido en las escrituras, las valoraciones hechas por los tasadores, nada de eso sirve ante la prepotencia que embarga a estas administraciones dirigidas por la más rancia mediocridad funcionarial, de carácter politico-lentejera.
Cuando el valor de la vivienda se disparaba por meses, podría tener algún sentido ese criterio de multiplicar por cuatro el valor catastral, pero una vez “pinchada la burbuja”, una vez que el precio de la vivienda está descendiendo ¿Cómo es posible que se mantenga ese criterio?
Cuando desde los gobiernos de todo nivel y condición se da por cierto la bajada del precio de la vivienda, la propia administración que presume del ajuste no aplica ese ajuste a sus propias valoraciones. Este comportamiento esta produciendo serios perjuicios a los jóvenes que optan por primea vez a una vivienda, que después de ir hasta el límite de sus posibilidades, se encuentran a los dos o tres años con una paralela de varios miles de euros. Pero además, cuando el Ministerio de Hacienda, está persiguiendo a las entidades de crédito por que sus activos inmobiliarios están viciados, no se aplica el cuento a si mismo, pues esas paralelas lo que están gravando es el sobreprecio ficticio de esos activos. Es decir Hacienda no renuncia a la “burbuja”.
Me cuentan que los Tribunales de lo Contencioso están desbordados, pero que más les da a éstos, y lo bien que les viene a los presupuestos, en el apartado “pendiente de cobro”, estos recursos viciados para disimular el déficit.

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