jueves, 4 de noviembre de 2010

BALACLAVA


“Por el valle de la muerte cabalgaron los seiscientos” cantaba el poeta Tennyson, en recuerdo de la última carga de la Brigada Ligera en Balaclava, durante la guerra de Crimea

Vuelve la “brigada ligera” a la carga con los sueldos de María Dolores. Todos los años, con la caída de la hoja, lanceros, dragones y húsares socialistas caen en la cuenta, de lo abultado de la nómina de la presidenta, en intento vano de abatirla del pedestal demoscópico en el que se encuentra. Quieren conseguirlo haciendo caer sobre ella una lluvia de invectivas, videos y ocurrencias varias, para que el personal, por lo general humilde, de esta región se “caiga del guindo” y descubra su condición de “bien pagá”. Pero sobre todo dejando caer sobre las tripas de los electores la suficiente bilis para que el velo de la envidia caiga sobre su ponderado juicio, a ver si de esa manera les caen unos cuantos votos en la saca.
Pero, como cantaba Mary Trini: “tiene que llover a cántaros”, para que se caiga de nuestras mentes, el recuerdo de treinta años de demagogia pueblerina, durante los cuales los infinitos recursos que se descargaron sobre esta región, secularmente deprimida, procedentes del Estado y de Europa, cayeron en el saco roto del pesebre socialista; donde terminó sucumbiendo toda la grey izquierdo-progresista-de-reconversión-tardo-franquista, que nos ha gobernado a lo largo de seis lustros.
Como en Balaclava, los aguerridos jinetes del escarnio la manipulación y la insidia, terminarán cayendo de sus monturas. Esas que les han llevado durante más de un cuarto de siglo, sin más mérito que el oropel de los uniformes que todos les pagamos

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