domingo, 3 de octubre de 2010

LIBERADOS S.A.



Liberados de trabajar, liberados de madrugar, liberados de aguantar al jefe, liberados de esforzarse para cobrar las primas, que ellos siempre cobran, liberados del horario que esclaviza sus ocios. En definitiva liberados de la maldición bíblica: “ganarás el pan con el sudor de tu frente”.
No sabemos cuantos son, ni donde están. Solo trabajan cuando los demás hacen huelgas, aunque sea a la fuerza. Son demócratas de pro que justifican comportamientos nazis. Las leyes no se hicieron para que ellos los cumplieran. La coacción, la amenaza, el chantaje, todo vale para conseguir sus objetivos, que no son otros que mantenerse en la “mamandurria”.
No sabemos cuantos son, pero conozco a los que con horas sindicales estudiaron carreras, los que en esas horas, trabajaban en sus pluriempleos, administraban cooperativas de viviendas, fondos de pensiones híper millonarios, o se sentaban en los consejos de administración. Conozco a los que animaron a miles de “compañeros” a adherirse al ERE de turno, y cuando les llegó a ellos la hora renunciaron a ese honor, porque ellos para cobrar sin trabajar no necesitan prejubilarse. Conozco a los que en esas horas asistían a los gobiernos de izquierda y acosaban a los de la derecha. Conozco a los que por eso se les pagó con favores políticos. Conozco a los que desde los tribunales de oposiciones colocaron a la parentela y a los de la cuerda, con menoscabo de los derechos que dicen defender. Conozco, lo que ya es el colmo, a los que promocionaron en el empresa en pago a lo “razonables” que eran.
He conocido a muchos sindicalistas honestos, eran otros tiempos, aquellos que más tuvieron que luchar, que lo hicieron en las peores condiciones, para conseguir los derechos y garantías que ahora disfrutan muchos trabajadores. Pero aquellos no necesitaban liberaciones, predicaban con el ejemplo y convencían con la palabra. Convencían a sus compañeros y a los empresarios. De aquellos quedan pocos, o bien por que se marcharon, hartos de tanta incoherencia, o bien por que se “adaptaron” a la nueva situación.
Pero con el tiempo todo se ha ido deteriorando, ahora lo importante no es luchar, negociar, acordar: lo importante es estar en el “vertical”, ese engendro formado por empresarios, trabajadores, financiado por el Estado y las grandes empresas, cuyos inquilinos, harán lo que sea necesario para mantener su estatus. Oligarcas de nuevo cuño que alejados de la mediocridad del tajo, de la monotonía de la cadena de montaje, o del estrés de la oficina, identifican sus privilegios con los legítimos intereses de los trabajadores; y que cuando dicen luchar por los segundos, por los que realmente están luchando es por los primeros.
Lo que hemos visto en la última huelga general, es la consecuencia de unos sindicalistas víctimas de la esquizofrenia de querer compatibilizar su obrerismo, con los coches de alta gama, con los restaurantes de cinco tenedores y con la vida padre. Solo así podría justificarse su violencia. Violencia de “bestias pardas”. Bueno aunque yo cambiaría lo de “bestias” por “camisas”. Les va mejor.

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