Hemos tenido conocimiento en los últimos días de una encuesta referida a Castilla Mancha. Como todas las encuestas desde que tenemos uso de razón gana el PSOE. Eso no es noticia, yo me pregunto si alguien, en esta región, sería capaz de publicar una que no fuera favorable a los socialistas. Lo cual no quiere decir que los datos de ésta que acabamos de conocer no sean ciertos.
Pero todas las encuestas tienen varias lecturas y de sus datos se pueden sacar conclusiones interesantes:
1.-La primera conclusión, para mí la más significativa, es la tendencia, que claramente marca el ascenso del PP y la caída paulatina del PSOE. Bien es verdad que tanto la caída de uno como el ascenso del otro no son suficientes, si se mantiene esa tendencia, para en veinte meses, sobrepasar al PSOE. Deberíamos por tanto apretar el acelerador, en vez de esperar sentados, si queremos que el vuelco electoral se produzca.
2.-La segunda conclusión, es que la caída del PSOE del 2,1%, no es recogida por el PP, que sube 1,2%. Este hecho, cuando el censo sube en 38.000 electores (2,4%), nos debería hacer reflexionar sobre lo acertado de nuestra estrategia, si es que hay alguna.
3.- Es significativo que los jóvenes apoyen más a un señor que peina canas que a María Dolores, que no deja de ser una mujer joven. Deberíamos preguntarnos las razones de esta contradicción. A mi juicio la inexistente política de juventud, y la imagen que damos con los de “Nuevas”, puede tener algo que ver.
4.-No deberíamos olvidar que IU tiene el 3,5% de los votos, y que no es descartable, si no una coalición total, si al menos en alguna provincia de importancia estratégica.
5.-Y al final Ciudad Real y una ley electoral que nos han colocado, y que será la madre de no pocos disgustos, Dios no lo quiera, como consecuencia de la nefasta negociación de nuestro Estatuto. De tal manera, que bien podríamos ganar las próximas elecciones en todas las provincias de Castilla la Mancha, y si perdiésemos Ciudad Real por un voto, no tocamos bola.
En consecuencia el PP debería establecer una estrategia dirigida a incidir en aquellos puntos que nos son claramente desfavorables y trabajar duramente estos ya escasos veinte meses que nos quedan para las elecciones. La ola nacional tiene su importancia, pero mucho menos de lo que podría parecer a primera vista. En 1995 con el PP ocho puntos por encima del PSOE en intención de voto, a nivel nacional, (barómetro del CIS de marzo de 1995), cuando incluso en las encuestas preelectorales en Castilla la Mancha, estábamos un punto por encima del PSOE, (CIS 24-4-1995), aquí se perdieron las elecciones autonómicas.
Pero todas las encuestas tienen varias lecturas y de sus datos se pueden sacar conclusiones interesantes:
1.-La primera conclusión, para mí la más significativa, es la tendencia, que claramente marca el ascenso del PP y la caída paulatina del PSOE. Bien es verdad que tanto la caída de uno como el ascenso del otro no son suficientes, si se mantiene esa tendencia, para en veinte meses, sobrepasar al PSOE. Deberíamos por tanto apretar el acelerador, en vez de esperar sentados, si queremos que el vuelco electoral se produzca.
2.-La segunda conclusión, es que la caída del PSOE del 2,1%, no es recogida por el PP, que sube 1,2%. Este hecho, cuando el censo sube en 38.000 electores (2,4%), nos debería hacer reflexionar sobre lo acertado de nuestra estrategia, si es que hay alguna.
3.- Es significativo que los jóvenes apoyen más a un señor que peina canas que a María Dolores, que no deja de ser una mujer joven. Deberíamos preguntarnos las razones de esta contradicción. A mi juicio la inexistente política de juventud, y la imagen que damos con los de “Nuevas”, puede tener algo que ver.
4.-No deberíamos olvidar que IU tiene el 3,5% de los votos, y que no es descartable, si no una coalición total, si al menos en alguna provincia de importancia estratégica.
5.-Y al final Ciudad Real y una ley electoral que nos han colocado, y que será la madre de no pocos disgustos, Dios no lo quiera, como consecuencia de la nefasta negociación de nuestro Estatuto. De tal manera, que bien podríamos ganar las próximas elecciones en todas las provincias de Castilla la Mancha, y si perdiésemos Ciudad Real por un voto, no tocamos bola.
En consecuencia el PP debería establecer una estrategia dirigida a incidir en aquellos puntos que nos son claramente desfavorables y trabajar duramente estos ya escasos veinte meses que nos quedan para las elecciones. La ola nacional tiene su importancia, pero mucho menos de lo que podría parecer a primera vista. En 1995 con el PP ocho puntos por encima del PSOE en intención de voto, a nivel nacional, (barómetro del CIS de marzo de 1995), cuando incluso en las encuestas preelectorales en Castilla la Mancha, estábamos un punto por encima del PSOE, (CIS 24-4-1995), aquí se perdieron las elecciones autonómicas.
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