Comentaba en mi anterior artículo, referido a la mediocridad, la semejanza entre los dos partidos mayoritarios. Ya es malo equipararse al PSOE en semejante cuestión, pero más grave es hacerlo en otras, de las que estamos teniendo en los últimos días más de lo que podemos soportar.
La renovación del Consejo General del Poder Judicial, al margen de suponer una burla hacia los ciudadanos españoles, y especialmente a los del PP, partido que prometió hasta la saciedad respetar la independencia de los jueces, y muy especialmente en lo que hacía a la elección de este órgano, ha dejado al descubierto algo mucho más grave: la asunción por parte de nuestro partido de la hoja de ruta que Zapatero diseñó con la ETA.
Ahora nos explicamos las prisas de Marlasca, no es que quisiera excarcelar a los presos de ETA cuanto antes, incluso antes de recibir la comunicación del auto del tribunal europeo, no, lo que tenía es que asegurarse cuanto antes el puestecito que le tenía preparado el gobierno de Mariano Rajoy.
Ya no sirven declaraciones grandilocuentes, ni fotos con las víctimas, ni lavarse la cara llevando a Jaime Mayor como cabeza de la lista al Parlamento Europeo, o a Mari Mar Blanco, que menudo papelón está haciendo la niña, al senado; nada de eso sirve ya, todo está claro hemos cedido ante la ETA. ETA, por más que el ínclito Fernández diga misa, y no entrecomillo -decir misa- intencionadamente, ha ganado. La cesión ante la banda es evidente. Han ganado.
Cuando estaban al borde de la asfixia, Zapatero les dio oxígeno, y una vez recuperados, nosotros les hemos sacado a la calle. En lo peor, nos hemos equiparado al peor PSOE de la historia reciente de España.
Nos hemos abrazado al PSOE, para dejar en la cuneta, a las víctimas. Ya sé que la Razón de Estado justifica muchas cosas, pero casi siempre cuando se invoca, se hace para justificar lo indecente o lo inmoral. En este caso es evidente.
Hay otro dato: cuando fuerzas políticas dispares se ponen de acuerdo en algo en España, casi seguro que es para repartirse una prebenda, o para tapar la corrupción. De todo hay en las cuestiones que estamos tratando, en la renovación del Consejo hay de las dos cosas: nepotismo, y corrupción moral a espuertas. Es imposible caer más bajo.
Pero se equivocan los que se crean que no pasa nada. Solo hay que estar en la calle para palpar la indignación del pueblo llano sobre el particular. Nunca he visto tanta. No solo por la injusticia que representan estos hechos, sino por el ridículo y la sensación de cobardía de nuestros gobernantes. Se les ve acobardados, repitiendo como máquinas, lo todo el mundo sabe que es mentira: que se ha derrotado a la ETA. Están de los nervios. Me dicen que los concejales del País Vasco vuelven a tener escolta, y es que ellos saben que como alguno se les vaya de las manos, ni siquiera la Moncloa servirá para esconderse.
Ya sé que de esto, nuestros compañeros de partido no se enteran. Ellos están en la moqueta, rodeados de mediocres que hacen méritos ensalzando sus figuras de sacrificados de la causa, sufriendo la ingratitud de un pueblo que no sabe valorar lo que para ellos supone tirar por la borda sus principios, sus convicciones y su programa electoral. No saben los conflictos de conciencia que a diario tienen que superar. La nómina, el coche oficial, la tarjeta de crédito, los privilegios, son solo alivios temporales de la zozobra que para ellos supone llevar a cuestas ese sambenito de oportunistas.
Rajoy todo lo cifra a la recuperación económica, pero se equivoca, el pueblo español es mucho más maduro y mucho más digno, que la mayoría de los que ocupan puestos de responsabilidad. Y por esto que nos están haciendo pasar no lo traga. Solo será necesaria una chispa, por pequeña que sea, para que estalle la indignación que este pueblo lleva acumulada demasiado tiempo.
Mariano si querías amnistiar a los de la ETA, sal a la calle y explícaselo a los españoles, a lo mejor hasta lo entendemos, pero no nos hagas pasar por tontos.