viernes, 25 de enero de 2013

LOS SOBRECOGEDORES ACONTECIMIENTOS DE GÉNOVA

 Las noticias aparecidas en el diario El Mundo, sobre las cuentas del extesorero del partido Jesús Bárcenas, y las posteriores filtraciones relacionadas con la entrega de sobresueldos a determinados componentes del partido, suponen un “palo” de proporciones siderales para la organización y para su credibilidad ante los ciudadanos, pero sobretodo son demoledoras dentro de nuestras propias filas. ¿Con qué cara salimos a la calle? Ya sé que algunos la tienen muy dura, pero para la mayoría de los militantes es descorazonador escuchar noticias como éstas. Ya era difícil de soportar por la mayoría la vidorra de algunos de nuestros compañeros, sin haber hecho nada digno de mención; pero pensar que los recursos del partido se repartían entre cuatro amigos, es sintomático de una manera de entender el modelo de partido.
 No entro en la verisimilitud de las noticias, ni en el alcance real de las mismas, lo más grave es que se puedan plantear esos comportamientos, en una organización que debe vivir de las cuotas de sus militantes, y de sus esfuerzos personales y económicos. Pensar que las cuotas extraordinarias que, siendo presidente tuve que implantar, para ayudar a la protección de nuestros compañeros en el País Vasco han podido terminar en semejante desagüe pone los pelos de punta. Quizá algunos compañeros, hoy muy bien instalados, que se resistieron hasta que me puse serio, para aflojar la cuota, estaban más acertados que alguna militante que dio doscientas mil pesetas de las de entonces.
 Pero lo que se trasluce de todo esto, y de lo que a diario nos llega, es que el sistema ha colapsado y hay que tomar medidas radicales. No estamos hablando de apuntalar, pues al final no habrá puntales para tanto deterioro, estoy hablando de construir desde abajo un nuevo modelo con nuevos planteamientos, más que políticos, éticos.
No podemos engañarnos, todos lo sabemos. En cada partido se sabe aquellos a los que no les cuadran las cuantas. Los sueldos, incluso de Presidente de la Comunidad Autónoma, no dan para un piso en Pintor Rosales, por hablar del partido de enfrente, que del mío me da pudor hacerlo. No se trata de tener pruebas, solo se trata de analizar los signos externos, que en muchos casos son evidentes e inexplicables. Las matemáticas son tozudas y la razón más todavía. Asombra, por tanto, la indiferencia con determinados comportamientos, por parte de las clases dirigentes de los partidos; ese afán de mirar para otro lado, cuando se sabe que en política, al final, todo termina saliendo a la luz.
 Y el origen de todo está en las campañas electorales. Es en ese momento cuando los líderes se dejan querer y regalar, todo se justifica a la hora de no quedarse atrás en la demostración de fuerza. Demostración de fuerza que no es otra cosa más que la capacidad de gastar a manos llenas y sin control. Es en ese momento cuando los candidatos se ponen en manos de los que luego les pedirán su agradecimiento en todas las formas posibles. Pero sobre todo se crea un vínculo de dependencia y se deja el camino expedito para que, una vez en el poder, se pida la devolución del favor. Pero es en esos momentos cuando los líderes, también, se ponen en manos de los conseguidores, y de aquellos, que en ese torrente de ingresos y gastos, desvían en su provecho tanto como sea posible.
Y para saber esto solo hay que asomarse a una campaña electoral y ver que los gastos no se compadecen con lo establecido y acotado por las Juntas Electorales correspondientes. Y esto está a la vista de todo el que quiera verlo: políticos, jueces, periodistas o ciudadanos que simplemente tengan la curiosidad de hacerse la pregunta. Sanchís y su heredero Bárcenas administraron esos recursos durante años y decenas de campañas lectorales. En ese maremágnum, todo es posible.
Lo de los sobres, ¡que decir! Si hasta las instituciones han estado pagando irregularmente a sus miembros. Una anécdota puede ilustrar este estado de cosas: llegado al Ayuntamiento de Toledo, cobraba como concejal veinticinco mil pesetas con una transferencia bancaria que mensualmente me hacía el ayuntamiento. A la hora de hacer la declaración de la renta, pedí al secretario que me hiciera un certificado de esos pagos, y me dijo que no me lo podía hacer, porque la naturaleza de esos cobros no era de recibo. No podía dar crédito a lo que estaba oyendo: ¡el ayuntamiento de Toledo me estaba pagando en B! Al final después de mucho tira y afloja se me hizo el certificado. Pero eso mismo pasaba en la Diputación. En las Cortes de Castilla la Mancha, el famoso caso de las cuentas del Grupo Popular no fue otra cosa que el cobro de ese tipo de remuneraciones, que podrían ser legítimas, pero claramente irregulares. Quiere esto decir que si eso pasaba en las administraciones, con todo tipo de controles administrativos: ¿que no pasaría en los partidos?. Así no se podemos andar, cuando estamos en el permanente punto de mira de la sociedad, y lógico es que así sea. No sé cómo saldremos de ésta, pero torres muy altas han caído cuando han entrado en escena los contables. No sería justo, pero la tibieza con este tipo de comportamientos se paga muy cara.

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