¿Qué está pasando en este país para que de repente la calle se vea invadida por cientos de cafres, dispuestos a reventar la convivencia ciudadana, en orden a la defensa de, no se sabe muy bien, qué derechos?
¿Cómo es posible que al día siguiente de ganar unas elecciones por mayoría absoluta, se están sitiando las sedes del PP y las viviendas de sus dirigentes?
¿Cómo es posible que cuatro encapuchados, que no tienen media bofetada, corten una autovía y paralicen una ciudad, ante la mirada perpleja e inerme de cientos de personas de bien?
¿Cómo es posible que unos sindicatos verticales y pancistas, con cinco millones de parados a expensas de sus silencios, de repente les dé por hablar?
Muy sencillo, tienen solo un año para reventar la convivencia, antes de que se vea el final el túnel. Antes de que salgamos de las dificultades en que ellos nos metieron. Dificultades consecuencia de la obsesión de la izquierda por solucionarse la vida a costa del Estado.
Las reformas que se están implementando tendrán una primera consecuencia: el pesebre financiador de los vividores de la izquierda se irá a pique. Se terminará vivir sin dar un palo al agua por el solo hecho de ser de izquierdas, generalmente trabajando poco o nada; porque con ser de la panda y apoyar a los popes que administran el presupuesto, ya tenemos bastante. Se terminaran las gabelas millonarias, que alimentan a esa legión de aplaudidores que desde cualquier rincón de la sociedad española se dedican a defender y sacar la cara por los golfos que nos han gobernado durante estos años, y nos han llevado a la ruina. No pueden consentir que España salga delante de la mano del PP. Eso les hundiría en la miseria por lustros.
No pueden perder ni un minuto. Para ello lo mejor es manipular a los memos que pueblan nuestras universidades. Los que se creen los elegidos porque resuelven ecuaciones por Cramer, pero que no se imaginan el esfuerzo de toda una sociedad, la mayor parte de la cual no tuvo las oportunidades que ellos tienen, para pagarles sus estudios. ¿Recortes en la educación? Yo no daría ninguno: simplemente pediría, a los que recibieron enseñanzas superiores, que a lo largo de su vida laboral pagaran la factura; como hacen sus amigos en Cuba, o como en España se hace con los MIR. ¿Os cuadra la propuesta?
Pero el problema de fondo está en saber que tenemos que hacer. El Gobierno no puede seguir consintiendo que cuatro “prigaos” tomen la calle sin darles la réplica, tanto mediática como cívica. De la mediática que se encarguen los especialistas, pero de la cívica se tiene que encargar nuestro partido. Hay que echarse a la calle, hay que mancharse las manos de barro, y los trajes de polvo. Hay que dar la batalla a los que quieren cercenar nuestro futuro. Tenemos que defender nuestros derecho a salir de esta crisis que nos tiene paralizados. Tenemos derecho a preservar que los sacrificios que todos estamos haciendo sirvan para algo. Y no tened miedo, que en esto no vamos a estar solos, son muchos los que están esperando que alguien les dé la oportunidad de manifestarse, de plantarles cara a los que se empeñan en vivir del momio de la izquierda.
Vamos, que ya es tarde para que los recién aclamados en último Congreso, se pongan el mono, y cambien los atriles por el asfalto. Si no es mucho pedir.
1 comentario:
Si lo expuesto en el otro comentario es cierto, este no tiene desperdicio alguno. Ánimo a todos los que permanecería inmóviles y callados, que estas huelgas y protestas son de cara a la galería y ya está bien de que la izquierda y sindicatos nos tomen el pelo.
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