jueves, 16 de febrero de 2012

REFORMA LABORAL


De las reformas puestas en marcha por el actual gobierno del PP, siendo todas importantes, la más mediática es la Reforma Laboral. Posiblemente no sea la más importante, ni la que afecte, realmente, a mayor número de personas, ni siquiera, la que más afecte a nuestros bolsillos. Pero es la única que mete la incertidumbre en el cuerpo de la gente. De ahí su tirón mediático: el afán de todos por saber en que puede afectar a nuestro futuro.

Tengo la sensación de que la reforma laboral tiene menos calado del que aparenta. Muchas de las cuestiones que plantea, ya se estaban consiguiendo por otras vías, bien sea por las de la negociación, acuerdo entre las partes, o por los siempre tozudos hechos consumados. Creo que se ha querido aparentar más de lo que, en sustancia, contempla la ley. Sin embargo esta ley tiene un grave inconveniente: es la única oportunidad que tiene la izquierda para coger fuelle después del batacazo electoral.

Las primeras asambleas de los sindicatos nos han dado la clave: “ellos tienen el poder, nosotros la calle” clara indicación de por donde van a ir los tiros.

La ventaja que tienen en esta ocasión es que los parados no se van a movilizar a favor de una ley que, por si misma, no está nada claro los vaya a beneficiar. Sin embargo, sí puede ser motivo de movilización para los 18 millones de trabajadores que creen tener hoy un puesto de trabajo menos seguro que el que tenían ayer. Y aunque no sea exactamente así, eso es lo que pueden llegar a pensar la inmensa mayoría.

Por otra parte los sindicatos tienen que esforzarse más allá de cualquier límite, porque lo que si hace la ley es limitar drásticamente su poder. Se dan por tanto todas las condiciones para una batalla muy dura, y muy larga.

En este estado de cosas, el Gobierno debería establecer una estrategia de información y comunicación muy precisa, que dé réplica a las falacias de la izquierda punto por punto, y en todo momento. Para ello debe poner en marcha desde el Gobierno y desde el Partido una campaña de información para no dejarles expedita “la calle”. Una campaña mediática que desenmascare las intenciones de la izquierda.

El comienzo no ha podido ser mas desastroso. Solo con ver la reunión de la ministra de Trabajo con los sindicatos y los empresarios me hice una idea de lo poco estudiado que tenemos el asunto: la ministra con cara de pánico, los sindicatos con cara de mala leche y los empresarios echándose unas risas dando a entender lo bien que les iba el asunto; risas, que después remataron con unas declaraciones que no tenían desperdicio: “hemos conseguido el 90% de lo que pretendíamos”... a confesión de parte. Por si fuera poco una ministra con serias dificultades de comunicación.

Esta será una batalla mediática, y alguien en el Gobierno se debería ocupar de ella. No es solo un problema del ministerio de Trabajo, ni de su ministra; es el Gobierno, en su conjunto, el que se juega su credibilidad. Acordaros del Prestige.

Hoy, según una encuesta de urgencia en una emisora de televisión, más del 70% de los españoles son partidarios de la Reforma Laboral. No podemos dejar que dentro de unos meses nos la den la vuelta.

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