Hace unos días recibí por una red social la felicitación que, en su día,
Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Garzón y
otros próceres de la izquierda, mandaban a los musulmanes en el comienzo del Ramadán.
El remitente, en tono de broma, me decía que fuera paciente que seguro que en
la Pascua de Resurrección también recibiría la misma felicitación.
Obviamente no la recibí, pero la anécdota me hizo pensar: ¿Qué razones
podría tener un líder político para felicitar un acontecimiento religioso,
cuando se trata de musulmanes, y no hacerlo en otro caso con una celebración de
parecido significado?
Es malo pensar. Lo cierto es que se trata de un ejercicio poco frecuente,
y cada día menos en la medida en que las nuevas tecnologías nos lo dan todo
pensado. “No te esfuerces todo lo que tienes que saber te lo damos digerido,
nosotros pensamos por ti”. Ese es a mi juicio uno de los mayores males de la
sociedad actual. Esa es la verdadera dictadura, el verdadero totalitarismo.
Pero volviendo al caso que nos ocupa, la razón del comportamiento de los
líderes de izquierda está clara. Las creencias religiosas a veces se confunden
con las religiones, pero no es así. Hay creencias que tienen el carácter de religioso
porque nos comunican con un ser superior. Creencias que sin embargo nada tienen
que ver con las religiones tradicionales, con sus templos, sus liturgias y
demás boato. Es el ejemplo del comunismo una verdadera religión con sus
mártires y todo, la mayoría victimas de sus propios correligionarios. También
tienen su dios: el Partido, un ente indefinido que todo lo tapa y todo lo
justifica…y luego hablan de la Santísima Trinidad.
Después y visto que las ideas comunistas solo produjeron muerte y
miseria, no había más remedio que transformarse. Había que cambiar una religión
por otra, bien es cierto que utilizando los mismos resortes que llevaron al
Comunismo al poder en muchos países: demagogia, propaganda, desinformación,
mentiras, confrontación social; tampoco puede
faltar “el enemigo” también llamado chivo expiatorio. Pero sobre todo la
ausencia total de cualquier principio ético o moral. Me estoy refiriendo a la
tiranía de lo Políticamente Correcto.
Hay definida toda una religión en lo referente al género, (que no sexo),
a todo lo referte al mundo de la mujer, a lo que es bueno-de izquierdas y malo-de derechas, solidaridad dirigida, pacifismo
falaz, socialismo terapéutico, que nos lleva a una sociedad borreguil dirigida
por los “sacerdotes” de la secta con el fin último de conseguir la ausencia
total del “yo”.
Pero para conseguir esa ausencia total del “yo”, hay que barrer
previamente todos aquellos pensamientos, postulados, o creencias, que tienen al
“hombre” como centro de su filosofía. Por eso hay que acabar con la familia:
centro de referencia fundamental del “yo”. Con la religión que ordena gran
parte de los principios que rigen nuestro comportamiento y sobre todo la
religión cristiana, crisol del pensamiento occidental. Pero también hay que
terminar con el mérito, porque es elemento esencial en el crecimiento interior
del hombre. Nos quieren a todos borregos: haciendo lo que ellos dicen, pensando
lo que ellos señalan que hay que pensar, aplaudiendo lo que ellos aplauden y
vejando todo lo que vaya en contra de sus pensamientos y conveniencias. Religión
en estado puro, ni siquiera falta el clero bien pagado, muchos de ellos
millonarios.
Por eso felicitan el Ramadán, la fiesta de una religión que se parece
bastante a la que ellos pretenden.