lunes, 12 de marzo de 2018

JUBILADOS AL PODER



     La movida de los jubilados se veía venir desde hace meses
    Todo comienza con mensajes de amigos que comentan lo fácil que sería que nos hiciésemos con el poder: 8 millones de jubilados por dos votos por jubilado, igual a 16 millones de votos, mayoría absolutísima. Las “cuentas del Gran Capitán” modo abuelo cebolleta.
    Después de esta agitación mediática solo había que esperar, lo que con anterioridad en otras entradas he definido como política de Plaza Mayor : veinte mil  personas de un colectivo de ocho millones ocupan una plaza y hablan por los ocho millones. Y los discursos de lo más simple y terapéuticos a los que nadie se puede oponer,  los que están en la plaza por su cuenta y razón y los que están en sus casas porque al discurso del “quiero más” nadie se opone. De esta forma me hago con un colectivo que manejaré según convenga. Lo que si tengo que hacer es lanzar al estrellato mediático a algunos líderes, que nos llevaran por donde convenga a los intereses de esa pretendida izquierda social que todo lo invade. Pero vamos, que nadie se llame a engaño, lo de las pensiones solo se arreglará si estamos dispuestos a no matar a aquel que quiera contarnos las “verdades del barquero”.
    Yo puedo contar algunas: tengo en mi mano una nómina  de un trabajador que se lleva a su casa 1400€, a  esta nómina se le cargan entre lo que paga la empresa y el propio trabajador 780€ de Seguridad Social. Yo me pregunto si hay que ordeñar un poco más a los trabajadores para seguir pagando las pensiones. Luego la primera verdad es que las cargas que soportan los trabajadores en sus nóminas son inasumibles y más lo es si como se viene diciendo a ellos no les llegará.
    Otra verdad es que muchas de las pensiones que se soportan son pensiones no contributivas o complementos a mínimos, que no es que me parezcan mal, pero no podemos obviar que de las aportaciones que todos hemos hecho se está pagando a los que no aportaron nada. No entro en las razones, posiblemente algunas inconfesables, pero lo cierto es que así ocurre. Ya es curioso que la diferencia entre algunas pensiones contributivas y no contributivas apenas sea de cien euros.
   Otro elemento por el que nadie quiere navegar es el cálculo de la pensión. Conozco personas que tienen la pensión máxima cuando solo cotizaron al máximo los últimos cinco años de su vida laboral. Algunos ni siquiera eso,  solo tres y dos en el  “paro”.  Luego fueron ocho. Ahora con veinticinco las cosas son distintas pero las que ya están fijadas ahí se quedan.
   Otro elemento distorsionador es que las sucesivas modificaciones del sistema siempre van en favor de los que todavía no se han jubilado, con el cabreo consiguiente de los que ya lo están. Por ejemplo si una señora se jubila hoy le darán 40 euros por hijo habido, la que se jubiló el año pasado no. Antes los cálculos de las pensiones se hacían por años completos, es decir: si tú cotizabas 39 años y diez meses te computaban 39, ahora se hace por trimestres y te computarían 39 años y 9 meses. En definitiva modificaciones a conveniencia de la coyuntura política, pero nunca pensando en la viabilidad del sistema.
   Nadie da un paso pensando en hacer las cuantas que hagan viable el sistema. Y cuando se habla de dinero, eso es lo fundamental. No se hacen las cuentas porque no se quieren dar malas noticias. Pero más vale que hoy me den una  mala noticia que mañana, a mí, a mis hijos o a mis nietos no les llegue un euro, porque los políticos hasta el día de antes estuvieron haciendo demagogia barata.
   El sistema solo será  viable si se hace borrón y cuenta nueva y se hace una nueva fijación de la pensión en función de las cotizaciones reales durante toda la vida laboral. A partir de ahí se podrá saber las alegrías que nos podríamos permitir. Es decir debemos empezar la casa por los cimientos, no por los adornos de la fachada, para aparentar lo que no tenemos.