Hace
unos días tomé un taxi en una calle de Madrid donde se estaba
construyendo un centro comercial. Hablando de la obra con el taxista,
ese me comentó: “esto se carga el comercio de barrio, lo que
tenia que hacer el gobierno es regular el comercio en estos centros
para evitar el colapso del comercio de siempre”. Como
siempre el Gobierno tiene la culpa. Yo le comenté: y para que
necesitamos el Gobierno. ¿A
caso no somos nosotros los que tenemos la libertad de ir a comprar
donde queramos, quien nos impide comprar en el comercio del barrio?.
Los que realmente arruinamos al comercio de barrio somos nosotros, no
echemos la culpa nadie. Tengo que reconocer que el hombre terminó
dándome la razón.
Bueno
pues esa es la tónica de nuestra sociedad, que el gobierno me
resuelva los problemas. Yo no soy responsable.
El
problema es que esta forma de pensar es un chollo
para los grandes poderes que ofreciéndonos seguridad, lo que
realmente están haciendo es llevarnos del ramal por donde ellos
quieren. Un totalitarismo
sutil que rememora los poemas de San Juan de la Cruz: !Oh
cautiverio suave! !Oh regalada llaga!…..!Matando, muerte en vida
has trocado!.
Nos
hacen ver que nosotros no tenemos que preocuparnos de nada, ellos se
encargan de todo, eso si el pago puede ser una delicada llaga, un
cautiverio suave, o la muerte que en este caso se tornará en vida.
Vamos que nos martirizan, nos encierran entre los espesos barrotes de
sus intereses, pero si te pasa algo, la muerte la tornamos en vida,
en el más allá o valla Vd. a saber donde.
El
gran problema de los elementos que componen la sociedad actual es que
han renunciado a sus responsabilidades como individuos, a la lucha
por sus derechos individuales, incluso a su personalidad, para
cedérselos a no se sabe que entes que serán los culpables de
cualquier contingencia, aunque no los responsables, porque en ese
terreno manda “don nadie”, ya he escrito sobre este particular.
Pero que más da lo importante es que el responsable no soy yo.
Los
recientes atentados en Barcelona nos demuestran hasta que punto esto
es cierto. La casa de Alcanar, estaba habitada por una célula
islamista donde se trasegaron cientos de bombonas de butano y otros
productos explosivos. Furgonetas yendo y viniendo a altas horas de la
noche, pero nadie sospechó nada. Claro, esto no es cosa mía, para
eso está el gobierno, y si son moros, con mayor motivo no sea que me
llamen xenofobo, ultra o cosas peores.
Los
Mossos después de ver el desaguisado, en la misma linea de
supremacía moral, no se enteran de lo que allí se está cociendo,
incluso rechaza la ayuda de los TEDAX, un cuerpo de amplia
experiencia anti-terrorista,que de un vistazo hubieran determinado
que allí se estaba preparando un atentado, pero claro, a ver si
estos van a saber mas que nosotros: este “corralito” es nuestro,
. Cuando la jueza abunda en el hecho terrorista: no sea exagerada...
que quiere que se lo lleven a la Audiencia Nacional. Mientras, el
herido en el hospital y nadie le interroga. !vade retro Madrid!
. Concepto que impregna la sociedad catalana desde hace decenios.
Pero
no importa, ya sabemos que el mejor amigo del hombre es el “chivo
expiatorio”, hacer ver a la sociedad que lo que ha pasado es
inevitable o será culpa la CIA, Madrid, o el Vaticano, cualquiera
menos los verdaderos responsables, que son todos y cada uno de los
ciudadanos que han renunciado a ejercer la responsabilidad que le
corresponde como hombres libres, que ha renunciado a la defensa de
sus principios, o de sus opiniones, acoquinados por la tiranía de lo
políticamente correcto. Nada de maceteros que coartan la libertad.
!Okupas al poder!
El
terrorista conductor de la furgoneta de las Ramblas, se localizó
gracias a la llamada “colaboración ciudadana”, retórica que no
falte. No, la localización se desvío a que, creo que fue una
señora, llamó a los Mossos, porque estaba en clave de luchar por su
seguridad. Si los vecinos de Alcanar hubieran estado en esa clave, se
podría haber evitado la tragedia, que al parecer ha sido mucho menos
de lo previsto. Mi padre Guardia Civil de profesión lo decía:”la
confidencia es el alma del servicio”. Pues claro, que la
policía no hace milagros, cuando la sociedad se compromete contra
los delincuentes, éstos duran un rato. Y si duran más es porque
no nos estemos comprometiendo.
No
nos engañemos lo que tenemos es producto de la sociedad que nos
hemos dado y cada vez que ocurre una desgracia de estas
características, lo que debemos hacer no es buscar responsables en
los alrededores, sino empezar preguntándonos, cual es mi parte de
culpa. Porque a pesar de los versos de San Juan de la Cruz, la muerte
no se torna en vida, por muchas velas y ositos de peluche que
pongamos.