La situación de los partidos
políticos en España está para salir corriendo. Generalmente la debilidad de
unos partidos se veía compensada por la fortaleza de otros. Esa fortaleza era
buena para el conjunto de la nación, porque permitía tomar decisiones políticas
sin estar fuertemente mediatizado por los intereses electorales.
En la actualidad, nos encontramos con
una situación inédita, en la que la proximidad en la intención de voto entre
unas y otras formaciones políticas provoca un nerviosismo, muy perjudicial a la
hora de tomar decisiones, o hacer propuestas razonables, alejadas del interés
político inmediato.
Uno de los mayores problemas que
sufrimos como nación es que desde la marcha de Aznar, no se han tomado medidas
en este país pensando en el futuro de nuestro pueblo. Desde la llegada de
Zapatero y luego con el gobierno de Rajoy todo han sido medidas apresuradas,
forzadas por los acontecimientos, y por la incapacidad de estos gobernantes de
mirar un poco más allá de sus narices en orden a preservar nuestro futuro como
nación.
La irrupción de las nuevas
formaciones políticas, ha hecho que esta carencia se agudice. Las propuestas de
estos partidos van mucho más a la inmediatez del día a día que a conformar una
estructura política que, incluso, bajo su prisma político pueda tener alguna
opción de futuro.
Podemos se está disolviendo en sus
incongruencias y contradicciones. Lo dije en su día en este mismo blog. Estos
son casta más que nadie, porque en ella se formaron; en una Universidad que es
el más vivo ejemplo de nepotismo, amiguismo, enchufismo y caciquismo. Endogámica y autoritaria. Ideologizada, lo
cual no sería demasiado malo, si además no fuese sectaria. Los que de allí
salieron no pueden dar lecciones ni de libertad, ni de respeto a las ideas, ni
siquiera de democracia. Son la soberbia de la izquierda, trufada con una
presunta calidad intelectual, que es la mejor combinación para alumbrar
déspotas.
Izquierda Unida, a la que reconozco
mayor calidad política y moral que a los anteriores, se ha visto desbordada. Su
electorado, seducido por los cuentos de Podemos, han pensado que aquí tenían
más que ganar; sin importarles la componente falaz de esas propuestas.
El Partido Socialista, anda sin
encontrar su sitio. Pedro Sánchez no se ha enterado que el verdadero comodín
del PSOE era su condición de partido de Estado. Y se empeña en agradar a todos
dejando distintos discursos allí por donde se mueve. El problema es que los
medios de comunicación actuales son globales e inmediatos y no dejan lugar para
semejantes maniobras. Mas por si fuera poco, deslumbrado por el avance de
Podemos, intenta imitarle en lo peor, en aquellas cosas que más perjudican a la
idea de España, patria común de todos los españoles.
Ciudadanos, es como diría mi abuela:
“un nidito con na”. Ciudadanos es una operación de imagen, en la que se han
colado no pocos buscavidas. Aquí quiero hacer un paréntesis para recordar que
UPyD, no permitía en sus filas gente que hubiese tenido cargos en otros
partidos. Rosa Díez sabía lo que hacía. Aquí en su afán de hacer deprisa y
corriendo un partido de carácter nacional han pasado por todo. Ejemplos como el
de Andalucía o la Diputación de Toledo, demuestran que este partido está
infiltrado de gente con intereses muy concretos. Que los del PP de Toledo, no
se enteraran quien era el personaje, demuestra su poca capacidad política. Ese,
y no es el único, estaba ahí puesto por otros, con su cuenta y razón. Lo
pilláis.
Bien es cierto que el éxito de Ciudadanos
se debe sobre todo a su habilidad para hacer suyas las propuestas que los
electores del PP están deseando oír de su partido. El Partido Popular se empeña
en dar la espalda a sus electores. En no dejar claro cuestiones fundamentales
que les afectan y perseguir a su mayor nido de votos, la clase media, con un
rosario de medidas de carácter fiscal o administrativo, que en ocasiones rayan
lo confiscatorio o lo arbitrario. De permitir que una función pública montuna,
en vez de perseguir a los defraudadores, se dedique a marear, cuando no
amenazar, a aquellos que por que cumplen con sus obligaciones como ciudadanos,
están en las bases de datos de los ministerios y son más cómodos de perseguir.
De permitir verdaderas estafas vía compañías eléctricas o los Catastros de
Urbana, por poner dos ejemplos.
Al Partido Popular le mata la
soberbia y esa tontuna de creerse que por que en los despachos lo borda, en la
calle le van a perdonar todo. Ya avisé en su día a los gobernantes de Castilla
la Mancha de los “atracones de moqueta”.
Pero en todo esto subyace una idea muy
peligrosa: hay quien piensa que el miedo a la alternativa al PP, llene sus
urnas de votos. Quien piense así no conoce ni a España ni a los españoles. El
PP para empezar debe renovarse de arriba abajo. Igual que ha hecho con sus
portavoces, que la verdad, se explican la mar de bien, y sobre todo sin
complejos. O como la elección del candidato para las catalanas, a mi juicio un
gran acierto. Pero las listas serán la piedra de toque: como aparezcan en ellas
esos personajes que ya estamos hartos de ver y de padecer, esos personajes que
parecen que el partido es suyo y no se puede concebir una lista sin ellos, la
desbandada será de traca.
La clave de estas elecciones estará
en la mecánica electoral. En los votos que yéndose a Podemos e IU, con respecto
al PSOE. O los votos que yéndose a Ciudadanos con respecto al PP, no generen
elección de diputado. La clave estará en los votos que se puedan perder,
electoralmente hablando, en las circunscripciones electorales de provincias
medianas o pequeñas. Y ahí está Toledo.
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