Los acontecimientos de estas últimas semanas se producen a tal velocidad que resulta difícil cualquier reflexión. De tal manera que aquellos que se aventuran a cualquier opinión terminan devorados por una dinámica alocada, en la que ni los miembros del Gobierno, generalmente bien informados, pueden aguantar el tipo: que del telediario de la mañana al de la noche el rescate de Bankia pasa de 4000 a 23000 millones de euros, da una idea de como se están desarrollando las cosas. Que decir del numerito de la pitada, que se produce cinco minutos después de que Durán y Lleida fuese a la Moncloa a pedirle a Rajoy dinero para llegar a fin de mes. Del plante de los rectores al ministro del ramo, porque no les dan dinero para la pompa que su grandeza necesita. Así las cosas creo que mejor sería opinar sobre cuestiones más domésticas, menos enjundiosas. Y que mejor que hacerlo de los congresos de nuestro partido, los celebrados y los que quedan por celebrar.
El Congreso Nacional del partido trajo como consecuencia la implantación por primera vez, que yo conozca, del “minimalismo político”, nunca un partido con tantos y tan importantes personajes en la escena política, renunció a ellos a la hora de conformar sus cuadros directivos. Nunca, se prescindió de semejante bagaje político e intelectual, en una organización que debe ser impulsora y sostén de las políticas del Gobierno. No se si fue decisión de Mariano Rajoy, o exigencia de la Secretaria General, en su afán por sentirse “primus inter pares” o “princeps” —formula, esta, acuñada en el Imperio Romano por Octavio Augusto, para mantener artificialmente una cierta idea de república en lo que, de hecho, se estaba convirtiendo en imperio— Pero en todo caso las consecuencias se harán notar, en un gobierno, que por lo que estamos viendo, no lo va a tener fácil.
Del congreso regional, después de leer la interminable lista del comité ejecutivo, es fácil llegar a la conclusión de que el minimalismo no se consigue por exclusión como en el caso del comité nacional, sino por disolución entre la masa de aquellos valores más sobresalientes.
Lo que sucederá en los congresos provinciales es por tanto fácil de prever. Las renuncias de los actuales presidentes, a excepción del de Toledo, son un síntoma de que en estos casos también se tenderá al minimalismo. Rosa Romero, Antonio Román, María de los Ángeles y Marcial Marín acumulan demasiados méritos como para no desentonar en el entorno minimalista: Antonio Román responsable del doblete de Guadalajara, Rosa Romero con un curriculum político “cum laude”, María de los Ángeles la persona más respetada en al “jaula de grillos” de Cuenca y Marcial Marín que se ha configurado como el mejor consejero del Gobierno Regional, podrían hacer sombra, no a la presidenta, que seguro que no lo pretenden, sino a los que ya están pensando en lo que ocurrirá si vienen mal dadas.
El Congreso Nacional del partido trajo como consecuencia la implantación por primera vez, que yo conozca, del “minimalismo político”, nunca un partido con tantos y tan importantes personajes en la escena política, renunció a ellos a la hora de conformar sus cuadros directivos. Nunca, se prescindió de semejante bagaje político e intelectual, en una organización que debe ser impulsora y sostén de las políticas del Gobierno. No se si fue decisión de Mariano Rajoy, o exigencia de la Secretaria General, en su afán por sentirse “primus inter pares” o “princeps” —formula, esta, acuñada en el Imperio Romano por Octavio Augusto, para mantener artificialmente una cierta idea de república en lo que, de hecho, se estaba convirtiendo en imperio— Pero en todo caso las consecuencias se harán notar, en un gobierno, que por lo que estamos viendo, no lo va a tener fácil.
Del congreso regional, después de leer la interminable lista del comité ejecutivo, es fácil llegar a la conclusión de que el minimalismo no se consigue por exclusión como en el caso del comité nacional, sino por disolución entre la masa de aquellos valores más sobresalientes.
Lo que sucederá en los congresos provinciales es por tanto fácil de prever. Las renuncias de los actuales presidentes, a excepción del de Toledo, son un síntoma de que en estos casos también se tenderá al minimalismo. Rosa Romero, Antonio Román, María de los Ángeles y Marcial Marín acumulan demasiados méritos como para no desentonar en el entorno minimalista: Antonio Román responsable del doblete de Guadalajara, Rosa Romero con un curriculum político “cum laude”, María de los Ángeles la persona más respetada en al “jaula de grillos” de Cuenca y Marcial Marín que se ha configurado como el mejor consejero del Gobierno Regional, podrían hacer sombra, no a la presidenta, que seguro que no lo pretenden, sino a los que ya están pensando en lo que ocurrirá si vienen mal dadas.