Últimamente es difícil recibir buenas noticias del PP. Aunque
Casado se afana y parece tener las cosas claras la herencia recibida es una
losa que le lastrará su recorrido durante algún tiempo. Pero ayer conocí el
nombre de la candidata del PP al Ayuntamiento de Toledo y me dieron una
alegría. Afortunadamente parece que el PP está dispuesto a ganar la alcaldía de
Toledo, o por lo menos dar la batalla.
Conozco a Claudia desde que era una joven, casi niña, de
Nuevas Generaciones, y si hubiera que encontrar una palabra que la definiera
como política sería: “entusiasmo”. Es la persona más entusiasta que conozco.
Después la he visto desarrollarse como política y siempre dando una imagen de
contundencia y rigor, pero con ese punto de dulzura, muy propio de su manera de
ser y que por mucho que se esfuerce no puede esconder en sus intervenciones,
por críticas que estas sean.
Acumula una gran experiencia política: municipal y autonómica.
Siempre he dicho que el político que no ha sido concejal le falta un hervor. Esto
se le notaba hasta a Aznar, que nunca lo fue. Pero Claudia se ha fajado en
estos dos ámbitos de manera intensa y con éxito. Pero hay una cualidad muy
importante para un político y que Claudia tiene de sobra y es su facilidad para
comunicar. Claudia es una gran comunicadora, Portavoz del PP de Castilla la Mancha,
afortunadamente, superando tiempos pretéritos donde el grito estridente y la
frase gruesa eran nuestras señas de identidad.
Además está sobradamente preparada: es abogada, ha ejercido
la profesión y no duda en reflejar en su currículum que también ha trabajado en
McDonald, lo cual da una idea de su manera de entender las cosas. Tiene razón
que para muchas personas, entre las que me encuentro, haber trabajado en una hamburguesería
da más galones que los máster que se dan por ahí.
También, a pesar de su juventud, ha tenido tiempo para formar
una familia, con dos hijas preciosas, ésto no es de extrañar viendo a su
madre. En definitiva que estamos de enhorabuena.