En el caleidoscopio catalán, hay un aspecto poco analizado e
injustamente olvidado como es el papel del pueblo llano de toda Cataluña a lo
largo de su historia.
Cataluña fue la última región de Europa donde se suprimió el
derecho de pernada. Cataluña tiene el triste record de albergar el último
tratante de esclavos europeo, el Marqués de Comillas. Cataluña ha tenido que soportar
a lo largo de su historia una aristocracia,
independentista de ocasión, que ha utilizado a su pueblo como rehén de sus
intereses. Cataluña ha tenido que soportar esa oligarquía que siempre ha necesitado
de esclavos para aumentar su riqueza.
En los ingenios de Cuba: esclavos. En los comienzos del siglo
XX, ya en España, esa alta burguesía no reparó en medios, incluso el asesinato,
para colmar su desmedida ambición, es que seguían necesitando esclavos Después
vinieron los “charnegos”, más esclavos. Su postración ante la dictadura, que
les llenaba los bolsillos con aranceles escandalosos que pagábamos el conjunto
de los españoles, más esclavos. Después vinieron los moros, más esclavos. Ni
que decir tiene que entre esos esclavos estaban los propios catalanes, la gente
humilde que se veía pillada en las fauces egoísta de esa oligarquía que presumía
de su catalanidad, para parecer cercana al pueblo que explotaba. Pero ahora las
cosas han cambiado.
Ahora los esclavos están en el Asia, y la verdadera globalización
se produce con la bajada espectacular del costo de los fletes. Ahora esta burguesía,
no necesita de esclavos “in situ”, ahora lo que quiere son siervos, para
explotar en exclusividad lo conseguido con el esfuerzo y el sudor del pueblo
catalán y español, y de paso librarse del horizonte judicial que les espera,
porque el Estado Democrático Español empieza a funcionar y está desenmascarando
la verdadera esencia de estos señorones: la corrupción.
Por eso se lanzan a la desesperada, porque tienen los días
contados. Pero saben que la reacción del Gobierno Central no puede ser
demasiado contundente para que no se vean afectados esa gran mayoría que
rechaza a estos revolucionaros de barraca de feria. Una vez más esclavos, en
este caso utilizados como escudos humanos, para proteger a esa escoria que no
tiene parangón en el mundo occidental.
Pero si conviene no engañarse, si por cualquier razón este
gente consiguieran sus objetivos, que los “rufianes” vayan haciendo el petate.
Porque el totalitarismo fascista del que están haciendo gala ante los que no
piensan como ellos, no se va a parar en un referéndum, muy al contrario
impregnará toda la sociedad y Cataluña terminará convirtiéndose en un inmenso
Gulag. No se puede esperar otra cosa de la conjunción de Colau, Pablo Iglesias
y la CUP con los Pujol y el Conde de Godó. El único aval democrático, de libertad,
prosperidad y modernidad que tiene el
pueblo catalán es el Gobierno España.