EL CORTIJO ANDALUZ
Carlos Arniches, Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura
juntos, no hubieran escrito un vodevil tan completo, como el que se ha vivido
estos últimos días en el PP, en referencia a la designación del candidato a la
Presidencia Regional en Andalucía.
No es posible hacer las cosas tan rematadamente mal. Un
acontecimiento que debería servir para lanzar a un candidato en la región
andaluza, sin duda y en términos políticos, la más importante de España, se ha
convertido en un despropósito donde todo el mundo sale malparado, incluido el
elegido.
Rajoy ha impuesto su autoridad, se dice. Falso. La autoridad
no se impone, y eso es lo que más me preocupa. Cuando se tiene autoridad nadie actúa
por su cuenta, poniendo en práctica la típica política de hechos consumados.
Rajoy ha actuado y nadie se la ha puesto enfrente, eso no es autoridad.
La Secretaria General, por su parte, tampoco ha andado fina
que digamos. ¿Tan poca memoria tiene para no acordarse de cómo llegó ella a
Castilla la Mancha?
En aquella ocasión el presidente regional José Manuel Molina,
candidato in péctore, reusó a la candidatura para las elecciones regionales, refugiándose
en al ayuntamiento de Toledo. También él en aquella ocasión intentó poner su
candidato. Pero el enfado de Génova no se hizo esperar: Molina fue fulminado
junto con su candidato, y después del intento fallido de Rajoy para fichar a
Pedro Barato, apareció María Dolores de Cospedal, que fue elegida candidata en
una Junta Directiva Regional en Albacete, en un acto que no duró más de diez
minutos Ni un pequeño discurso, ni unas palabras de presentación o
agradecimiento: empatía cero. Todo un ejemplo de democracia interna y respeto a
la militancia. Cuando salí de aquel acto le comente a un compañero: “pintamos
menos que la Blasa en los títeres”.
En esta ocasión María Dolores se pone de acuerdo con Zoido,
presidente regional, que tampoco quiere asumir la responsabilidad de la
candidatura a las elecciones andaluzas, para refugiarse en el ayuntamiento de
Sevilla, y nombrar a su candidato, José Luis Sanz. Lógicamente si esto no se
hizo con el conocimiento de Rajoy, como parece evidente, la reacción de éste ha
sido la que cabía esperar.
Aquí la política de hechos consumados no ha dado resultado. Pero
esto ha tenido graves consecuencias: ha obligado al presidente a enfangarse en
cuestiones que la Secretaria General le debería dar resueltas, ha dejado en
evidencia que el partido en Andalucía, como ocurrió en Castilla la Mancha, pinta
menos que la Blasa en los títeres, y lo que es más grave ha dejado un panorama
desolador donde se acumulan los cadáveres políticos, en la antesala de unas
elecciones muy importantes no solo para el PP sino para toda España.
Y digo esto último porque una Andalucía en manos del PP cambiaría
mucho el panorama de la política nacional. La deriva centrífuga del PSOE
entregado a todas las componendas con nacionalistas de todo tipo, por más que
Susana Díaz aparente lo contrario, se vendría abajo sin el apoyo de tan
importante región.
Por eso es verdaderamente aterrador que los responsables del
partido no sean capaces de ver más allá de sus ombligos, y sigan metidos en esa
actitud pueril, esa política de capillas, política de salón de señoritos para
alimentar su ego.
Hoy la noticia no es José Manuel Moreno, no es Arenas, no es
Cospedal, ni siquiera Rajoy. Hoy la noticia es que el PP de Andalucía sigue
siendo un cortijo, y con esa imagen vete a ganar unas elecciones en Andalucía.