No es nada fácil gobernar en los tiempos que
corren, y sin embargo, si lo es ejercer la crítica sobre lo que se debe o no se
debe hacer en estos momentos. Para eso está la oposición, que debería,
mayormente, callarse si tuvieran lo que históricamente han demostrado no tener:
vergüenza y valores democráticos.
No digamos de esos tertulianos, aunque de esos no
deberías preocuparte mucho: ya se les ha visto el “plumero”, y están llevando a
sus respectivos programas al “cero absoluto” de audiencia. Es que son como el
“ungüento amarillo”: “para todo sirven y para nada aprovechan”. No se puede pretender hablar de casi todo, sin
saber de casi nada.
De los voceros de la izquierda, esos que recibían,
generosas subvenciones de sus amigos en el poder, tampoco deberías preocuparte
demasiado, salen mucho en los medios afines, pero salen “cuatro”, por mucha
pancarta que desplieguen, se nota que son cuatro.
Sin embargo lo que si puede representar un
problema, es lo sensibles que son los
nuestros a las críticas de esos grupos, y lo prontito que se desfondan.
El complejo histórico de la derecha ante las falacias de la izquierda, debe ser
una cuestión a abordar dentro del partido. Es muy difícil convencer a los
electores de que esos mensajes son eso: falacias, si no estamos convencidos
nosotros mismos.
Pero lo que si te debería preocupar es la
percepción que todos y cada uno de los ciudadanos de este país pueda tener de
tu acción de gobierno. Y la percepción no es buena, y no lo es, curiosamente,
no por la necesidad o no de las medidas que se deban tomar, sino por los
“adornos” que les rodean. Por poner un
ejemplo: si el debate donde anunciaste
las medidas para encarrilar el gasto público, lo hubieras empezado bajando un
veinte por ciento el sueldo de los políticos, un setenta por ciento sus
gabinetes, y un ochenta por ciento los coches oficiales y gastos de
representación, podría haber subido el IVA dos puntos más y todavía te estarían
aplaudiendo.
En España los problemas que debes abordar son tan
de fondo y tan complejos, que no pueden ser explicados con facilidad a los
ciudadanos, y éstos habiendo renunciado a creer a los que intentan explicarlos,
la mayor parte de las veces “barriendo para casa”, están como Santo Tomas:
incrédulos. Solo creen en lo que ven y lo que ven es que después de tanto
recorte y tanta subida de impuestos, siguen viendo a su vecino de toda la vida,
ahora, a la sazón político, subiéndose en el coche oficial para pasearle hasta
la oficina.
Querido presidente, en este país la credibilidad
de los que nos gobernáis está bajo mínimos, y desde esa posición es muy difícil
avanzar. Esta situación no se va a superar sin tener al pueblo español como cómplice; pero
este pueblo no puede ser cómplice de los que les exigen esfuerzos que ellos
mismos no se exigen. O que encubren determinados comportamientos que entran de
lleno en la legislación vigente, como es el caso de la multimillonaria estafa
de los bancos a decenas de miles de pequeños ahorradores con las preferentes y
participadas. Eso Presidente es un “corralito” en toda regla, peor aún, pues en
el “corralito” argentino se respetaron los depósitos, aquí muchos han perdido
gran parte de ellos. El primer rescate de los bancos, presidente, lo pagaron
los impositores españoles con los ahorros de toda una vida y sin que los bancos
tengan la necesidad de devolverlos, al menos en su totalidad. ¿Te parece
bonito?
Mientras no se dé ejemplo y los Botines y los
Fainés, por poner un ejemplo, sigan intocables, disfrutando de su estatus, sin
asumir la responsabilidad de sus desmanes. Mientras te despiertes cada día con
un bocado vía: IRPF, IVA, medicamentos, ERES, congelaciones y el vecino de
enfrente siga subiéndose en el coche oficial y tirando de la VISA. Mientras por
la puerta principal salgan interinos y contratados y por la puerta de atrás
entren los amigos, aunque sean media docena; no esperes ni el aliento ni la
colaboración de los que están sufriendo la crisis en carne viva. Si es cierto
que sentirás el aplauso de los que te rodean. Pero deberías saber que en
demasiadas ocasiones los aplausos solo pretenden no dejarte oír, lo que se dice
fuera.
Incluso, si a costa de constancia, que sin duda la
tienes, consiguieras hacernos pasar el bache, el electorado nos pasará factura,
en beneficio de partidos desestructurados y de mensaje fácil.
No se si eres consciente de que estamos viviendo
el periodo más delicado desde la Transición. En aquella ocasión a la situación
económica delicada había que añadir una situación política aún más delicada. En
la actualidad la situación no es muy distinta, tenemos una situación económica
muy delicada y una situación política viciada por el populismo y la falta de
responsabilidad de las CC.AA. La diferencia es que entonces en la política
había la mayor cantidad de “hombres de estado” por metro cuadrado de toda la
historia de España. Ahora, por el contrario, la cantidad de mequetrefes no deja ver el sol. En aquella
ocasión esos hombres, honestos en su mayor parte, fueron de la mano del pueblo
y entre todos sacamos a España adelante. En la actualidad ese mismo pueblo
tiene la mano extendida a la espera de que aparezca un hombre justo. ¡Joder
Mariano! no se a que esperas.